capitulo 37

      Lali sintió como si alguien le hubiese aplastado los pulmones, porque le costaba trabajo respirar. Peter loco por Belen?
Aunque... ¿por qué la preocupaba aquello? ¿Se olvidaba acaso las circunstancias de su boda con Peter? ¿Por qué reaccionaba ante las confidencias de Emilia como lo haría una esposa normal que se siente amenazada?
-Es maravilloso que aparecieses tú y fuese amor a primera vista -acabó Emilia con una expresión soñadora-. Algún día me gustaría enamorarme así. ¿Cómo es?
-Una maravilla -murmuró Lali sin demasiada firmeza.
-¿Puedo hacerte una pregunta? -se inclinó Emilia hacia ella-. ¿Es cierto que cuando Peter te trajo a casa el día de tu boda, Belen se encontraba esperándolo en su cama?
-¿De dónde has sacado eso? -preguntó Lali y su voz le sonó lejana, como al final de un túnel, porque le acababan de confirmar sus peores temores.
Emilia suspiró con evidente desilusión.
-Entonces, ¿no es verdad?
-No es verdad -dijo Lali, prefiriendo ser sensata y no chismorrear sobre un tema tan escabroso.
-Era demasiado bueno para ser verdad, eso de que Peter le diese calabazas de esa manera -se lamentó Emilia sin disimularlo-.Nos moríamos por enteramos.
-¿Por qué hablas en plural? -preguntó Lali, intentando que dejase por fin el tema de Belen.
-Pues mira, está Esperanza, mi hermana mayor, hija de la, primera mujer de mi padre -explicó Emilia  Después del divorcio, él se casó con mi madre, que es inglesa como tú. Yo tengo dos hermanas: Euguenia y Maria... Belen era la tercera mujer.
   Lali se sorprendió de que el hermano mayor de Peter hubiese estado casado tres veces, pero com-prendió él qué se debían el don de gentes de su compañera y su inglés tan fluido, particularmente cuando Emilia le confió que sus hermanas y ella estudiaban en un internado inglés. Una hora más tarde, la marcha de Emilia dejó a Lali pensativa.
Estaba claro que la familia de Peter pensaba que él había sucumbido a un flechazo. Comenzó a entender cosas que antes no había comprendido demasiado. Peter estaba enamorado de Belen antes de que ella se casase con su hermano, y lo más probable era que ella también hubiese sentido algo por él. Quizás lo de Emilia fuesen prejuicios en contra de su madrastra. Quizás Belen no hubiera tenido más remedio que casarse con Pablo, no sería fácil rechazar una proposición de matrimonio del heredero al trono. Pero Peter se habría encontrado en una situación horrible, forzado a ver cómo el mujeriego de su hermano se casaba con la mujer que él amaba. Pablo había incluso engendrado a Ben mientras estaba casado con Belen. ¿Era ello una excusa para que Belen persiguiese a Peter? ¿Habría Peter tenido una aventura secreta con la mujer de su hermano?
Lali lo dudaba. Había algo intrínsecamente recto e íntegro en Peter. Además, él se había escandalizado al verla sobre su cama y luego le había hecho el amor a ella, lo cual no indicaba que él se sintiese demasiado torturado por la hermosa viuda.
Probablemente, la amenaza de Belen fuera uno de los motivos por los que el rey Nicolas hubiera aceptado la repentina boda de su hijo con una mujer a la que nunca había visto. Quizás no fuese un buen partido para el príncipe heredero al trono de Quamar, pero, según Emilia le había confiado, su abuelo temía que su hijo se casase con la viuda de su hermano, y una don nadie como una niñera inglesa era obviamente considerada un mal menor.
Dos días más tarde, Peter volvió, antes de lo esperado.
Aunque no lo quisiera reconocer, Lali llevaba horas preparándose para ello. A las siete de la tarde se había pintado las uñas de color rosa pálido y arreglado los rebeldes rizos, pero no se había maquillado porque llevaba horas probándose todos los trajes que Rocio le había regalado. El helicóptero comenzó a aterrizar cuando ella se hallaba luchando por subirse la cremallera de un vestido corto de color lila con un volante en el bajo.
-¡Ay, Dios! -se preocupó, porque se dio cuenta de que estaba demasiado elegante. Le gustaba más el primer vestido que se había probado. Sin embargo, se puso unas sandalias de tacón y alzando en brazos a Ben, que ya estaba en pijama, se dirigió a las escaleras.
Vio a Peter primero mientras él cruzaba el vestíbulo con expresión seria en el moreno rostro. Estaba guapísimo y se le aceleró el corazón mientras la boca se le secaba. Cuando él levantó la cabeza y se detuvo al verlos, se puso roja como un tomate.