Oh, le decía que era hermosa tanto que casi comenzaba a creérselo, consideró divertida. Y se reía de sus bromas, bromeando él también, así que tenían una camaradería estupenda y relajada. Sin embargo, también tenían sus interludios eróticos, porque él era un hombre muy apasionado. Así que la encontraba deseable y se divertía con ella. Le tenía cariño, pero nunca la amaría, lo cual no le podía recriminar. El amor surgía o no, y si no lo había hecho ya, nunca lo haría.
Magnífico en su total desnudez, Peter se acercó a agarrar una toalla.
-Mira a la sirena -bromeó, con expresión divertida-, el monumento a la pereza.
-Un baño al día es suficiente para mí, y después de comer tanto, no me puedo mover -confesó Lali mientras el corazón palpitaba al verlo.
-¿Sigues cansada? Pero si dormiste la siesta... -No, solo tenía los ojos cerrados.
-Me acerqué aquí y te hablé. Estabas profundamente dormida -dijo Peter, poniéndose los pantalones.
La mirada femenina se posó en su torso, moreno y musculoso. Era tan atractivo que, sin pensar lo que hacía, se puso de rodillas y le dio un beso en el vientre.
-No te detengas allí, ma belle -murmuró él con un ronco tono de intimidad.
Al volver a Anhara atravesando la llanura pedregosa que rodeaba las montañas antes de que las arenas del desierto se apoderasen de la tierra, Lali sentía una gran lasitud después de hacer el amor, pero fue aún más consciente de la intensa fuerza de sus sentimientos. Mientras Peter conducía, le apoyaba una mano en el poderoso muslo y ocasionalmente él cubría sus dedos con los suyos, como si se diese cuenta de la necesidad femenina de continuar aquella unión.
-Somos felices -dijo Lali con ternura.
-Sí, lo somos -reconoció él.
-¿Era así entre Belen y tú? -preguntó ella impulsivamente.
El distanciamiento de él fue tan palpable que se hubiese abofeteado por tonta.
-Desde luego que no -respondió finalmente Peter con estudiada indiferencia-. Solo nos veíamos en pú-blico.
Lali ya lo sabía, porque él le había dicho que no habían sido amantes. Pero no se refería al contacto sexual, sino a la sensación de proximidad y comprensión que ella sentía con él. La enfureció que él solo redujese su relación a lo más primitivo, a solo sexo. No valía la pena explicarle nada. ,
-Eres mi esposa -añadió Peter al rato de tenso silencio-. No tienes motivos para estar celosa de mi pa-sado.
-Cuando tu pasado se acomoda desnuda sobre tu cama, ¡desde luego que tengo motivos! -explotó Lali, perdiendo la paciencia con una violencia que la sorprendió.
-No es digno de ti mencionar aquel episodio. Espero que no chismorrearas con Emilia sobre eso también -dijo Peter con frío reproche, revelando finalmente que había sabido desde el principio quién le había hablado de Belen.
-¡No chismorreé con Emilia en absoluto! -replicó Lali, furiosa.
-Pero la escuchaste -dijo Peter.
-¡Para el coche, quiero bajarme! -exclamó, con deseos de golpearlo, ya que tenía razón.
-No seas boba. Estamos en el desierto –murmuró Peter con un irritante tono de superioridad.
¿Cómo se atrevía a decirle que no mencionase aquel episodio? Si el suyo hubiese sido un matrimonio normal desde el principio, le habría exigido una explicación.
-Me gustaría saber por qué estás tan enfadada conmigo -dijo Peter, después de quince minutos de silencio.
-No querrás saberlo.
Lali no dijo ni una palabra más durante el resto del camino.
Ben, que había pasado la mañana con su abuelo en el Palacio Real, los esperaba en el vestíbulo para saludarlos y enseñarles con entusiasmo su nuevo tambor. Nunca volvía sin algún regalo y, generalmente se hallaba agotado, excitado e inapetente debido a todos los dulces que había comido. El interés del rey Nicolas por su nieto no resultó ser solo un capricho, porque el anciano pasaba tiempo con Ben todas las semanas; Sin embargo, el soberano no hacía ningún esfuerzo por conocer a la esposa de su hijo, reflexionó dolida.
Cuando Ben corrió a Peter, este lo levantó en sus brazos y le preguntó en árabe si se lo había pasado
bien. Su sobrino respondió en el mismo idioma con toda naturalidad. Lali no comprendió todo lo que hablaron porque ella estaba aprendiendo a la velocidad más lenta de un adulto, Basmun tenía el encargo de conseguirle alguien que le diese clases.
-Tengo una reunión, debo cambiarme –murmuró Peter.
mas
ReplyDeleteotro
ReplyDeleteque no empieze lali con sus inseguridades y termine peliandose siempre con peter
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