Wednesday, July 15, 2015

capitulo 47

Alzando a Ben, Lali fue con Basmun a mirar el progreso en el diseño de las cocinas nuevas. Había aprendido mucho sobre edificios históricos el último mes y que, aunque Anhara era su hogar, no se le podían hacer alteraciones importantes sin consultar con el Departamento de Monumentos Nacionales.
Decidieron que la mejor solución sería hacer unas cocinas nuevas en una parte menos histórica del palacio.
Miró los planos con el arquitecto e hizo uno o dos cambios siguiendo el discreto consejo de Basmun. Para ese entonces, era la hora de la comida, pero Ben no tenía hambre Y estaba listo para dormir la siesta, así es que Lali lo llevó a su niñera. Esta era una mujer encantadora con un chispeante sentido del humor y no tan dispuesta a consentirlo como las sirvientas. Al acostarlo, Ben reclamó su osito de peluche, que no estaba en la cuna, y Lali supuso que se lo habría dejado en los jardines por la mañana cuando partió a visitar a su abuelo.
-Yo lo buscaré. Sé dónde está -le aseguró a la otra mujer.
Mientras caminaba bajo los hermosos árboles que la protegían del sol, pensó en la tonta pelea que había tenido con su marido. Después de todo, le agradaba la caballerosa actitud de Peter, que no quería que se mancillase el honor de la viuda de su hermano.
Lali volvía al palacio con el osito cuando vio a un hombre mayor de barba blanca de pie bajo un árbol. Llevaba la tradicional ropa azul oscuro de los pastores del desierto Y se apoyaba pesadamente en su bastón, respirando con dificultad el aire cálido. Parecía a punto de desmayarse Y al correr hacia él, vio que se hallaba pálido y sudoroso.
-Venga y siéntese -le dijo, indicándole un banco cercano con gestos y tomándolo del codo para acompañarlo, porque suponía que el hombre no hablaba inglés.
Sorprendido, el anciano protestó en árabe, lo cual le dificultó aún más la respiración.
-Por favor, no se moleste -rogó Lali-, solo intento ayudarlo. Usted no se encuentra bien y tiene que descansar. ¿Ha subido todas las escalinatas desde el portón de entrada? Esos escalones son muy empinados, apenas los puedo subir yo-lo condujo con decisión al asiento, añadiendo con ansiedad-: Respire lentamente. Enseguida vuelvo. Iré a buscarle una bebida fresca. No se atreva ni a moverse, o me enfadaré muchísimo con usted.
El hombre le dirigió una mirada vacilante bajo las pobladas cejas y abrió la boca.
-No, no intente hablar. Descanse hasta que yo vuelva.
 Lali corrió dentro y al encontrarse a Basmun en el vestíbulo, le dijo que llamase al doctor porque en el jardín había un anciano que no se encontraba bien. Luego llenó un vaso con agua de un termo helado que había para uso de la casa y volvió a salir.
Al llegar sin aliento, la alivió ver que el anciano seguía donde lo había dejado. Con su pelo y barba blancos y su venerable aire de calma, parecía salido de las páginas de la Biblia. El viejo aceptó el vaso de agua y bebió con placer.
-Gracias, eres muy amable -le dijo luego.
-Ya tiene mejor aspecto comentó Lali antes de darse cuenta de que él le había respondido en inglés. Sonrió aliviada-. Me alegra que hable inglés. Me temo que solo sé unas palabras de árabe y, cuando lo vi, se me olvidaron todas. ¿Se encuentra solo?
-Mis... compañeros me esperan frente a la entrada -titubeó.
-Creo que tendría que ver a un doctor -le dijo Lali, abanicándose con la mano. Hacía un calor terrible.
-Ya he visto a demasiados doctores -se quejó él, revelando frustración en sus inteligentes ojos azules-.
Estoy harto de que me digan que descanse.
-Pero el descanso es necesario para curarse y usted tendría que obedecer. No debe descuidar su salud-insistió Lali suavemente.
-¿Sueles darle órdenes a tus visitas?
-Solo a las obcecadas -dijo ella, perdiendo su habitual sonrisa, ya que comenzaba a darse cuenta de que ella tampoco se sentía demasiado bien-. Perdóneme comenzó a decir, pero la cabeza le comenzó a dar vueltas y las piernas parecieron ceder bajo su peso. Un segundo después se había desmayado.

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