Si quieres volver a colocar los cuadros de ella, no me va a importar.
Peter la miró admirado.
Siento pena de Luna ahora –Lali murmuró. – Pobre Adelina... Todas aquellas historias geniales que me contaba, ciertamente intentaba evadirse inventando todo aquello.
Era apenas una manera de huir de la realidad.
Creo que ella quiere recordar a Luna cuando aún no tenía el vicio de las drogas. Se olvidó las cosas malas y sólo se acuerda de las buenas. Quien sabe tú también debas recordar sólo los momentos buenos que pasaste con Luna.
¡No hubo momentos buenos! –Peter exclamó con impaciencia. – ¿Por qué crees que me casé contigo?
Tengo miedo de saber la verdad –Lali reconoció. – ¡Ya tuve tantas sorpresas
hoy!
Peter estaba decidido a contar todo sobre su vida.
Después que Luna murió, juré que no tendría a mi lado una mujer que tuviese cualquier poder sobre mí –dijo con amargura.
Eso no llegaba a ser una sorpresa para Lali. ¿Pero por qué la hizo pagar un precio tan alto, haciendo que sufriese, fuese humillada y se desilusionase? ¿Todo eso para compensar los tiempos horribles que pasara con su esposa drogada, la esposa que decía haber amado? Debía haber amado a Luna aún con el vicio, ¿si no porqué con-tinuara a su lado?
Es la hora que te preparares para la fiesta –Peter dijo súbitamente, viendo que Lali continuaba en silencio y no hizo comentario alguno sobre su confesión.
Sin entusiasmo, comenzó a reunir todos los regalos. De a poco fue dejando de
tener miedo de usar aquel vestido cortísimo. ¿Por qué tenía recelo de mostrar las piernas? ¿Por qué quería parecer más alta, cuando era bajita? ¿Por qué no realzar los cabellos en un peinado alto y no dejarlos sueltos, como siempre hacía?
Cuando descendió al salón vio que alguien había arreglado las flores. Peter vestía un traje elegante que lo dejaba más guapo que de costumbre. Lali sintió su corazón latir más fuerte, pero se dominó. No debía estar entusiasmada con su marido guapetón, al final, él prácticamente dijo que se casó con ella porque era una mujer inexpresiva.
Se ruborizó cuando percibió que Peter la miraba fijamente.
Te dije que el vestido no me quedaría bien. Parezco demasiado flaca, ¿no? Dame dos minutos que me voy a cambiar.
¡Estás maravillosa!
Lali pensó que él se estaba burlando de ella y dio algunos pasos para atrás. Está linda, mi joya.
¡No lo estoy!
Peter la llevó hasta un espejo gigante que había en la sala.
¿Qué estás viendo? –preguntó.
No me gusta mis piernas, ni mis brazos...
Pobre lali tiene parece que tiene baja autoestima
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