-En serio -dijo Peter, abrazándola-. Ambos hemos utilizado a Ben como excusa para estar juntos. Nos escudamos en él cuando todavía no estábamos listos para enfrentamos a nuestros sentimientos.
-Yo supe enseguida lo que sentía por ti –susurró Lali.
-Yo te adoro. ¿Cómo no te diste cuenta de lo mucho que te quería?
-Porque eres una persona muy especial -le dijo ella emocionada-. Pensé que estabas haciendo un esfuerzo para que nuestro matrimonio funcionase...
-Quería que tú me amases...
-Pero no cuando te dije que eras un llorica. Fue algo horrible -suspiró Lali.
-Era verdad que había decidido no volver a enamorarme -reconoció Peter, enrojeciendo levemente-. Tenías fundamentos para acusarme de utilizar a Belen como excusa para pensar que todas las mujeres eran indignas de confianza e intentaban cazarme...
-Claro que querían cazarte.
-Pero nunca me había comportado mal con una mujer -dijo Peter-, solo contigo.
-Si las últimas semanas son un ejemplo de lo mal que tratas a las mujeres, ¿cómo será cuando las tratas bien? Me muero por saberlo -dijo Lali, incapaz de mantenerse seria. Se sentía tan feliz, que no podía contenerse. El hombre de sus sueños, el padre de su bebé, su esposo, la miraba como si fuese la mujer más hermosa del mundo. Por primera vez sintió que Peter era suyo para amarlo, y su conciencia se acalló.
-Tengo el resto de mi vida para demostrártelo, ma belle -replicó Peter, acariciándole el vientre todavía plano-. ¿Es cierto que vamos a tener un bebé?
-Sí.
-Eres fantástica...
-Tú también -dijo ella, atrayéndolo hacia sí.
Él le selló los labios entreabiertos con un hambriento beso.
-¿Estás segura de que podemos hacerlo? -le preguntó al rato, con pasión e inquietud mezcladas en la posesiva mirada, el cuerpo rígido en su esfuerzo por contenerse-. Te quiero tanto, que no podría soportar
arriesgar tu salud. ¿Estás segura?
Lali se alegró de no haber dejado que el doctor Kasim se acercase ni a medio metro de su esposo.
-Segurísima. Pero la próxima vez, ven al ginecólogo conmigo.
-Eso me haría sentirme mejor, ma belle -dijo Peter, esbozando una cálida sonrisa-. Pero ahora, necesito estrecharte en mis brazos y demostrarte mi amor.
Un año más tarde, Lali paseaba por los jardines de Anhara con su hijo pequeño, Santino, en el cochecito y su hijo mayor, Ben, montado en bicicleta.
Ahora Ben también se había convertido en un Lanzani, porque Peter lo había adoptado legalmente. Santino, nombrado en honor al primer rey de Quamar, sería educado como Peter, dando prioridad primero a su patria, a su familia después, y finalmente a sus deseos. Era un cielo de bebé, pensó Lali, mirándolo con orgullo. Parecía que ya de tan pequeño sabía lo que era la disciplina.
Ben detuvo la bicicleta para mirar dentro del cochecito.
-Otra vez está durmiendo -se lamentó-. ¿Cuándo jugará conmigo?
-Dentro de un par de meses se sentará y será un poco más divertido.
-¿Y hablará? -preguntó Ben esperanzado.
-Haciendo ruiditos, pero no palabras.
-Yo lo ayudaré con las palabras -dijo Ben con solemnidad-. Soy su hermano mayor.
Lentamente retornaron al palacio. Lali dejó a los niños con la niñera y se fue a cambiar para la cena. Mientras lo hacía pensó en todo lo que había sucedido durante aquel año.
Al mes de haber descubierto que esperaba a Santino, celebraron por todo lo alto la boda en la iglesia y su suegro le había otorgado oficialmente el título de princesa. Afortunadamente cupo dentro de un hermoso vestido de novia para la ceremonia de la bendición del matrimonio.
Seis meses atrás Belen se había casado con un magnate libanés y se había marchado del país. Todos los parientes de Peter se sintieron aliviados.
Julia los había ido a visitar varias veces y Peter y ella se llevaban muy bien. Lali había agradecido su actitud relajada durante su embarazo, ya que su marido se alarmaba por cualquier minucia. Pero Peter pronto superó su aversión a los hospitales, ya que la única persona en quien confiaba para tranquilizarlo sobre el estado de salud de su esposa era su ginecólogo. Pero Santino había nacido en el Palacio Real; rodeado de un nutrido equipo médico y los últimos avances de la técnica. Peter había sufrido mucho más
que ella durante el parto. .
-y pensar que he sido yo quien te ha causado esto -se lamentó después, tomándola de la mano, como si ella hubiese estado a punto de morirse-. Nunca, nunca más. No tenía ni idea de que sería así.
Era fabuloso ser querida y mimada de aquel modo. Pero ella también lo amaba de la misma manera, pensó tiernamente mientras se vestía. Eligió un modelo de color turquesa que le dejaba los hombros al descubierto. Buscó qué joyas ponerse. Algunas tenían siglos de antigüedad y otras piezas más delicadas eran regalos de Peter. Su suegro, ya totalmente recuperado, era igualmente generoso con ella y se había encariñado con él. Le gustaba sentirse ya un miembro de la familia de Peter.
Su mirada negra se ensombreció al darse cuenta de que seguía tan lejos de sus hermanas mellizas como hacía un año. El tiempo transcurría y con él aumentaba el anhelo de reunirse con la única familia que le quedaba. A veces soñaba con ellas y después se despertaba, sintiéndose tonta por haberse imaginado a alguien que no conocía. Lo único que sabían era que las habían adoptado. Sin embargo, la agencia de adopción era privada y ya no existía. Los archivos que quedaban de ella estaban incompletos.
-Tengo una sorpresa para ti. Cierra los ojos -murmuró Peter desde la puerta.
Lali lo miró a través del espejo. Se apoyaba contra la puerta y estaba guapísimo.
-No hagas trampa.
-Llevo todo el día sin verte, pero si me traes más trufas, te mato -le respondió con ternura.
-¿Es acaso culpa mía que no puedas resistir la tentación, ma belle?
Sí era culpa suya que lo encontrase tan irresistible, aunque no estaba dispuesta a discutir por ello. Irse a la cama con un hombre irresistible todas las noches no era para quejarse. .
-Si sigues sonriendo así, llegaremos tarde a cenar-le advirtió él.
La sonrisa femenina se hizo más y más grande.
-Eres una descarada -susurró Peter con la voz entrecortada mientras le daba la vuelta para besarla ávi-damente y luego separarla de sí con un gemido-. Pero esto es importante.
-¿Qué? -preguntó Lali.
-Han identificado a una de tus hermanas... pero no te hagas demasiadas ilusiones -la advirtió Peter con calma-. Es información antigua y puede que tengamos un nombre, pero no tenemos la dirección ni nada más.
Sin prestar atención a su advertencia, Freddy lanzó un grito ahogado de alegría.
-¿Cómo se llama?
-Melissa. Lleva el apellido de soltera de tu madre, Carlton. Sabemos dónde vivía a los cinco años, pero nada más.
-Pero tenemos su nombre, ¡algo es algo!
-Desde luego-dijo Peter, abrazándola protectoramente al verla tan ilusionada.
-Te quiero tanto... -le dijo ella, con los ojos brillantes-. ¡Tengo la corazonada de que las encontraremos!
Peter le hundió los dedos en la rizada cabellera rubia.
-Yo también te quiero. Pasé a ver a los niños y darles las buenas noches cuando venía para acá. Santino ya está dormido.
-Eres tan organizado -dijo Lali, ruborizándose.
-y a ti te gusta tanto que te organicen, ma belle-bromeó Peter con una risa ahogada-. ¿Te he dicho alguna vez lo maravillosa que eres?
-Siempre me gusta que me lo vuelvas a decir –dijo Lali, trémula.
Peter la estrechó contra su cuerpo mientras sellaba sus labios con un beso apasionado. Aquella noche bajaron a cenar muy, pero que muy tarde. Fin
me encanto el final
ReplyDeletehermoso final
ReplyDelete♥
ReplyDeleteAy me encantooo❤️❤️❤️
ReplyDelete=)
ReplyDeletelinda novela
ReplyDelete++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ReplyDeleteTerminé de leerla!!! no había tenido tiempo
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