Totalmente descorazonada por su descubrimiento, Lali se fue a la cama dispuesta a enfrentarse a la realidad. Era evidente que Peter Lanzani lo sabía todo sobre el estilo de vida de su difunta prima y no era de extrañar que no la considerase apta para ocuparse del niño. Quizás tuviera prejuicios contra él. Después de todo, había sido un sobresalto la repentina aparición del tío de Ben para reclamar y dar un duro golpe a sus expectativas de quedárselo, reconoció con escrupulosa honestidad. No estaba bien que sus egoístas sentimientos la cegasen, a lo que sería mejor para su sobrino.
Parecía que el príncipe heredero Peter lograría la custodia de Ben y no había nada que hacer al respecto.
Sin embargo, si lograba, al menos por el momento, que él siguiese creyendo que era la madre, al menos lograría enterarse de cuáles eran sus planes con respecto al niño y hacer que la separación de su sobrino fuese lo menos traumática posible. Luego tendría que aclarar la cuestión de que ella era la niñera de Ben. Seguro que el príncipe heredero Peter se pondría furioso con ella.
Reprimiendo un sollozo ante la idea de verse separada de Ben,Lali reconoció que lo que más la preocupaba era la exigencia de total discreción por parte de Peter Lanzani. ¿Cómo se podría hacer cargo de un niño ilegítimo cuya existencia seguramente causaría un enorme escándalo en un país árabe conservador?
Recordando la forma en que el príncipe heredero había sospechado de su aspecto, Lali decidió que lo mejor sería hacer un esfuerzo por tener el aspecto del papel que había decidido representar durante un tiempo más, de modo que fue a la peluquería. Después, se quedó asombrada ante la melena de atractivos rizos de color platino. Siempre había llevado el cabello recogido, ya que lo tenía espeso y rizado, algo poco práctico para trabajar, sobre todo cuando no se tiene ninguna habilidad con el secador de pelo, lo cual era su caso.
Un par de experiencias muy dolorosas con chicos la convencieron de que había nacido para quedarse soltera. En los últimos años solo habían demostrado interés en ella perdedores que necesitaban un hombro sobre el cual llorar. ¿Por qué? Tal vez, como Rocio decía: -Eres gordita y cariñosa, Lali.
Lali odiaba su cuerpo y siempre lo llevaba cubierto. Una simple mirada a su generoso busto y su redondo trasero era suficiente para deprimirla el resto del día, así que los escondía bajo amplios jerséis. Por más que hiciese ejercicio, sus curvas seguían igual.
Cuando metió a Ben en cama, se lo quedó mirando con una terrible opresión en el pecho. No quería ni pensar en lo que sería su vida sin él. Fue a darse una rápida ducha y luego se envolvió en una toalla. Se aplicó sombra de ojos y rímel cuidadosamente ante el espejo del guardarropa de la entrada. Aunque casi nunca usaba maquillaje, había aprendido todos los trucos observando a Rocio. .
Llamaron a la puerta cuando se estaba pintando los labios. Sonrió, porque había pedido una pizza. Una vez a la semana se daba el gusto de hacerlo. ¿Había algo de malo en ello? Con la boca hecha agua, se dirigió a la puerta de entrada. No importaba que llevase una toalla por todo vestuario porque la pizzería empleaba repartidoras femeninas.
Pero cuando Lali abrió la puerta, se llevó una sorpresa: Peter Lanzani entró al recibidor sin esperar que lo invitase a ello.
-Creía que me traían la pizza -murmuró Lali, sorprendida por que se presentase a esa hora y aturdida nuevamente por la fuerza de su presencia.
Encontraba fascinantes sus ojos de color esmeralda. Si hubiera tenido tres deseos, habrían sido él y él y él, pensó mareada, con el corazón latiéndole a mil por hora. El oscuro traje a medida que llevaba le sentaba como un guante a su cuerpo delgado y musculoso. Era letalmente atractivo y al mirarlo a aquellos ojos extraordinarios de los cuales no podía apartar los suyos, sintió que su cuerpo se tensaba. A la vez, se llenaba de una cálida sensación líquida que la hacía percibir con vergüenza el peso de sus pechos y el repentino endurecimiento de sus pezones.
-Pizza -murmuró Peter con voz ronca. ¿Cómo no se había fijado mejor en la visita anterior?, se preguntó incrédulo. Ella tenía los ojos de color negros cambiantes Con la luz, y el tipo de cabello que tienen las sirenas de los cuentos, una melena fantástica que le caía por los hombros en una abundante cascada de ondas. Pero ninguna criatura mitológica podía competir con la blanca redondez de sus senos por encima de la toalla ni la maravillosa y curvilínea silueta. A pesar de que su sexo reaccionó endureciéndose
ante una visión tan sensual, dio mentalmente marcha atrás al darse cuenta de que había subestimado a su oponente, lo cual era un error muy poco corriente en él. Deseó arrancarle la toalla, apretarla contra la pared y hundirse profundamente en ella, perdiéndose en el tipo de sexo salvaje y urgente en el que no pensaba desde que era un adolescente. Algo que quizás hiciese una vez que consiguiera lo que quería.
como se pusieron estos dos jajajaj
ReplyDeletemasssss
ReplyDeletenovela
ReplyDeletemas =)
ReplyDeleteBuenas! Nueva adaptación en mi blog. Pasen :)
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