Wednesday, April 29, 2015

capitulo 13

CASI dos años después, Lali estaba en un lujoso café de Londres,
esperando la llegada de su amiga Candela.
Sus pensamientos estaban muy lejos de allí, centrados en Peter. Se preguntaba cómo iban a celebrar el segundo aniversario de aquel primer encuentro. ¿Buscando un granero abandonado en medio de la nieve? No, ésa no sería buena idea, pensó, sonriendo para sí misma. A Peter no le gustaba el frío y tenía poca tolerancia para los inconvenientes.
—Siento llegar tarde —se disculpó una delgada pelirroja de ojos castaños, dejando una cámara fotográfica sobre la mesa.
—No pasa nada.
—Cariño, si dejas que te siga creciendo el pelo —dijo Candela entonces, señalando la melena rubia que casi le llegaba a la cintura— la gente va a pensar que quieres ser Rapunzel.
—¿Cómo? —exclamó Lali, sorprendida.
—Rapunzel, ya sabes, la del cuento de hadas. A la que encerraron en una torre y se dejó el pelo largo para usarlo como escala —rió su amiga—. Desgraciadamente para ella, no fue un príncipe azul el que subió por la escala a rescatarla... sino la bruja. Te lo advierto.
Lali soltó una carcajada. Estaba acostumbrada a la forma de ver la vida de su sofisticada amiga. Hija de un famoso artista, Candela había sobrevivido a una infancia bohemia e inestable para convertirse en una fotógrafa de éxito. Pero seguía teniendo cicatrices infligidas por unos pa-dres que habían vivido vidas tempestuosas.
—¿Qué tal tu príncipe azul? —bromeó Candela, después de pedir un café.
—Peter está muy bien. Muy ocupado, por supuesto, pero me llama todos los días cuando está fuera del país...
—Tu móvil es el equivalente a una cadena —bromeó su amiga—. Creo recordar que, si lo apagas, te pide explicaciones por triplicado.
—No, mujer, lo que pasa es que le gusta saber dónde estoy. Se preocupa por mí —replicó Lali—. ¿Sabes que, dentro de diez días, Peter y yo habremos estado juntos dos años?
—Ah, qué bien. El hombre que no se compromete jamás está buscando una medalla de oro. Podrías dedicarte a escribir columnas de cotilleo... pero, claro, el mundo tendría que saber que existes y, lamentablemente, eres un secreto bien escondido.
—Peter no soporta la atención de los medios y sabe que a mí tampoco me gusta. Estoy contenta de permanecer en la sombra —murmuró Lali, diciéndose a sí misma, por costumbre, que el tiempo que tenía para disfrutar con Peter sería tiempo perdido si debía compartirlo con los periodistas—. Ahora mismo, estoy intentando encontrar una forma especial de celebrar nuestro aniversario...

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