capitulo 30

Además, era una cama grandísima, pero... ¿y si Peter se acercaba a su lado en mitad de la noche y se ponía cariñoso?
¿Lo rechazaría? Sabía que no. Lágrimas de rabia se incrustaron en sus ojos y parpadeó furiosa para acabar con ellas.
La voz de su conciencia le recordó que Peter recuperaría la memoria pronto y Lali se preguntó cómo se sentiría si hubiera habido algo físico entre ellos para entonces. Era un hombre soltero y sofisticado y seguramente el sexo para él no sería nada serio. Si ella conseguía comportarse de manera también casual, Peter creería que para ella tampoco había significado nada.
Lali se dio cuenta de repente de que estaba intentando convencerse a sí misma de que no pasaría nada por acostarse con Peter.
-¿Sigues despierta, cara?
Al oír su voz, Lali sacó la cabeza de debajo de la almohada y lo miró.
Sólo llevaba una toalla anudada a la cintura y las gotas de agua le resbalaban desde el pelo y le caían por el torso.
Lali asintió bajo la atenta mirada de Peter, que se sentó en el borde de la cama y apartó la sábana.
-Quiero verte -le dijo con voz ronca.
Lali sintió que el corazón se le aceleraba.
-Quiero verte todo... -añadió Peter.
Lali  iba a decir que no, de verdad, iba a negarse, pero entonces cometió el error de mirarse en aquellos impresionantes ojos verdes y perdió la razón.
-Peter...
-Me encanta cómo dices mi nombre -contestó él besándola en los labios con delicadeza. Acto seguido, su lengua pidió paso y se introdujo en su boca. Lali no pudo evitar gemir y acariciarle el pelo.
-Tienes una boca increíble -dijo Peter tomándola en brazos y colocándola a horcajadas sobre sus caderas.
-No deberíamos... -le advirtió Lali sorprendida-. No podemos hacerlo.
-¿Ah, no? -contestó Peter desabrochándole el camisón y dejando sus pechos al descubierto-. Santo cielo... eres preciosa...