capitulo 36

Se estremeció. Pensar en él hacía que le fallaran las piernas.
Lo que más le gustaba era poder fingir que Peter era su hombre. Era ridículo, pero era su sueño hecho realidad.
La noche anterior se había arrepentido por haberse acostado con él, pero ahora, mientras abría las cortinas, decidió que no era para tanto.
Se había acostado con él, sí, pero no creía que para Peter aquello hubiera sido demasiado importante. Al fin y al cabo, no se acordaba de ella, pero no había perdido el tiempo. La había llevado a su cama en cuanto había podido y lo cierto era que Lali no se arrepentía.
Para ser completamente sincera consigo misma, se moría de ganas porque aquello volviera a repetirse, por volver a sentir aquel extraordinario placer.
¿Se había vuelto loca? No, estaba desesperadamente enamorada de aquel hombre y no se podía imaginar compartir algo tan íntimo con otro que no fuera él.
¿Qué había de malo en querer tener unos cuantos buenos recuerdos para el futuro? Cuando Peter hubiera recuperado la memoria y se hubiera deshecho de ella, al menos tendría los recuerdos para seguir viviendo.
Además, sabía que no iba a ser capaz de encontrar a otro hombre pues Peter era superior a todos. Por eso no se había enamorado nunca y nunca volvería a enamorarse. En aquel momento, oyó un ruido a sus espaldas mientras se pintaba los labios en el baño.
-Ah, eres tú -murmuró al ver entrar a su marido.
-Dormilona -contestó él.
Lali se quedó mirándolo a los ojos por el espejo.
-A ti no te hacen falta esas cosas -le aseguró Peter frunciendo el ceño y mirando la increíble colección de maquillajes que Lali tenía-. Tíralos.
-Me gusta pintarme -contestó Lali con actitud desafiante porque no le había gustado que le hablara en tono tan dominante.
-Pues a mí, no -le informó Peter.
-Me alegro entonces de que no te maquilles -bromeó Lali.
-No me gusta lo que es falso.
Lali terminó de pintarse los labios de color fresa y le sonrió.
-Eres un hombre increíble... pero demasiado controlador y mimado...
-¿Mimado? -repitió Peter estupefacto.