capitulo 50

-Yo no estoy engañando a nadie -se defendió-. ¿Le has contado a Peter la verdad sobre nuestro matrimonio?
-¿En un restaurante? No, llamaré a su casa esta tarde.
Lali cerró los ojos desesperada.
-Deja que se lo cuente yo -le suplicó-. Déjame hasta mañana...
-No, tienes hasta esta noche. Es tiempo más que suficiente y, si no cumples tu promesa, se lo contaré yo.
-No soy como tú crees -se defendió Lali-. Lo quiero. Siempre lo he querido...
-Lo que tú quieras -la interrumpió el abogado-. Jamás te perdonaría esta traición.
Lali volvió junto a Peter completamente aturdida. En aquel momento, Rocio le estaba pidiendo que diera un discurso en un evento de caridad. Pablo llegó a los pocos segundos y Peter dijo que llegaban tarde a una cita y le indicó a su mujer que se fueran hacia la limusina.
-Pablo estaba raro -le comentó con el ceño fruncido-. ¿Por qué estaba tan incómodo contigo?
-Ya lo conoces -murmuró Lali.
-Sí, lo conozco bien y por eso precisamente sé que se le da muy mal disimular. He sentido cierta falta de respeto hacia ti y me parece ofensivo.
Lali se sintió culpable. No dijo nada porque le pareció que, dadas las circunstancias, no había nada que decir.
Peter era un gran observador y se había dado cuenta de la hostilidad de su abogado, pero pronto recobraría la memoria y entendería por qué Pablo había sido incapaz de disimular su desprecio.
Una mezcla de miedo y de desesperación se apoderó de Lali. ¿Cómo le iba a decir a Peter que su matrimonio no era un matrimonio de verdad?
Cuando la limusina paró ante una exclusiva peluquería, Lali recordó que el día anterior había pedido hora allí para que le quitaran las puntas rosas porque le parecían demasiado juveniles.
« ¿Por qué no eres sincera contigo misma?», le dijo la voz de su conciencia.
Lo cierto era que quería que le quitaran los reflejos rosas en un intento por estar más elegante para Peter, pero ya no importaba.
-¿Lali? -le dijo Peter.