Tuesday, April 28, 2015

capitulo 15

-No me pasa nada, sólo estoy atravesando por una fase temporal de leve desorientación...
-Sí, ya me han dicho que te has olvidado de buena parte de tu vida -contestó Lali acalorada-. A mí no me parece ninguna tontería y creo que es mucho más peligroso de lo que tú te crees. Va a haber empleados y clientes que no vas a reconocer, situaciones que no vas a entender y ocasiones en las que vas a meter la pata. Además, por si no te has dado cuenta, no vas a tener ni idea de lo que has estado haciendo estos últimos cinco años en el trabajo. ¿A quién le vas a confiar tu trabajo para no hacer el ridículo? A nadie, ¿verdad? Tú, Peter, no confías en nadie más que en ti mismo.
Lali se quedó mirándolo con actitud desafiante y se dio cuenta de que Peter se llevaba la mano a la frente y de que le temblaban los labios.
-Siéntate -le dijo acercándose a él y llevándolo hacia la butaca que tenía detrás.
-No necesito...
- ¡Cállate y siéntate! -le ordenó Lali observándolo mientras se sentaba.
-Sólo me duele un poco la cabeza -protestó él.
Demasiado tarde. Lali ya había apretado el mando que avisaba a la enfermera y el doctor Lerther ya estaba allí.
Peter se había dado cuenta de que su esposa estaba realmente preocupada por él. A aquella mujer se le veía lo que pensaba en la cara. Tenía los ojos llenos de preocupación y se mordía las uñas mientras esperaba a que el médico le dijera algo.
Peter no podía dejar de mirarla. Parecía realmente asustada, hasta el punto de que se estaba estremeciendo. Le debía de haber gritado precisamente por eso. Se veía que lo apreciaba.
«Seguro que aprecia más mi dinero», pensó Peter.
Había visto a muy buenas actrices, pero lo cierto era que cualquiera de las mujeres con las que había salido se hubieran dejado torturar antes de morderse una uña.
Su esposa era más complicada y menos predecible de lo que había imaginado. Bajo aquella fa-fachada femenina se escondía un genio y una pasión exacerbados.
Peter estaba acostumbrado a que las mujeres le dijeran a todo que sí, nunca se las había visto con una mujer que se hubiera atrevido a gritarle.
Lo cierto era que jamás discutía con nadie, hombre o mujer; las discusiones no formaban parte de su vida porque nadie quería verlo furioso.

No comments:

Post a Comment