Wednesday, April 29, 2015

capitulo 5

—Es una pena que no pudiera evitar el árbol —siguió Lali.
—Evitarla a usted era mi prioridad, señorita —replicó él, irritado ante lo que veía como un velado ataque a sus dotes como conductor—. Y en ese intento, podría haberme matado.
El escalofrío de deseo había desaparecido. Peter lo achacó al golpe contra el árbol que, seguramente, lo había privado de juicio y causado que su libido le gastase una mala pasada. Esa chica debía ser la menos atractiva que había conocido en su vida.
—Pero afortunadamente, los dos debemos dar las gracias por...
—Teos mu! Explíqueme por qué debo yo dar las gracias en este momento —la interrumpió él. Seguía nevando y la nieve empezaba a teñir su pelo de blanco—. Está nevando, empieza a anochecer, mi coche favorito ha quedado reducido a cenizas junto con mi móvil y estoy en medio de una carretera desierta con una extraña.
—Pero estamos vivos. Ninguno de los dos ha resultado herido —señaló Lali, intentando disimular que le castañeteaban los dientes.
Peter dejó escapar un suspiro. Estaba perdido en medio de una carretera desierta con Pollyanna.
—¿Puedo usar su móvil?
—Lo siento, no tengo móvil.
—Entonces supongo que vivirá cerca de aquí... ¿dónde está su casa? — preguntó él, mirando alrededor.
—No vivo por aquí. Ni siquiera sé dónde estoy.
Peter arrugó el ceño, como si acabara de confesarle algo terrible.
—¿Cómo puede ser eso?
—No soy de aquí —explicó Lali—. Es que me trajeron para una entrevista de trabajo. Luego empecé a andar y... pensé que no estaría lejos de la carretera general...
—¿Cuánto tiempo lleva caminando?
—Un par de horas. Pero no he visto ninguna casa. Por eso no quería que pasara usted sin verme. Estaba un poco preocupada...
Peter se percató de que estaba temblando. Tenía la gabardina empapada.
—¿Por qué está tan mojada?
—Hay un riachuelo por ahí detrás... no lo había visto hasta que me caí en él.
Él la estudió, muy serio.
—Debería habérmelo dicho antes. Con esta temperatura, podría acabar sufriendo hipotermia... y yo no quiero problemas.
—No voy a darle ningún problema —replicó ella.
—He visto un granero un poco más atrás. Deberíamos cobijarnos allí...
—No, en serio, estoy bien. En cuanto empiece a caminar otra vez se me pasará el frío —murmuró Lali.
Pero Peter vio que se le empezaban a poner los labios azules.
—No entrará en calor hasta que se quite esa ropa mojada —dijo, tomándola del brazo.
La idea de quitarse la ropa delante de un completo extraño era
sencillamente absurda, pero le sorprendió su respuesta inmediata a lo que veía como una emergencia. En un segundo, el extraño había olvidado el deportivo destrozado para echarle una mano.

No comments:

Post a Comment