capitulo 43

Se dijo que su relación tenía que ser estrictamente platónica. ¿Qué pensaría de ella cuando hubiera recuperado la memoria?
¿Le parecería extraño que se hubiera acostado con él? Tal vez, ni le importara.
«Es un hombre», le dijo una voz interior.
Efectivamente. Peter no iba a pasarse mucho tiempo dándole vueltas a la cabeza sobre ella. No, lo único que iba a querer iba a ser volver a su vida normal. Seguro que se sentiría muy aliviado de saber que estaban casados sólo por conveniencia.
Seguro que se reiría.
Lali abrió los ojos y vio que estaba tumbada en la cama. Los primeros rayos del sol entraban por la ventana y recortaban la silueta de Peter, que la estaba mirando.
Estaba desnudo y junto a ella.
-¿Qué hora es? -murmuró Lali sorprendida de verse de nuevo en la misma cama que él.
-Las siete y cinco -contestó Peter-. He dormido un montón y me siento muy bien.
-No recuerdo haberme metido en la cama...
-No te metiste tú. Te quedaste dormida en la silla -le explicóPeter-. No deberías preocuparte tanto por mí, cara. Sé cuidarme solo.
Lali sintió un escalofrío por la espalda y se encontró acercándose un poco más a él. Presa del pánico, pensó que aquello era como estar poseída. «No más sexo», se recordó sentándose. Sin dudarlo, Peter la agarró, la volvió a tumbar y la miró con intensidad. -Usted no se va a mover de aquí, señora Lanzani. Que la llamara así no hizo sino dolerle.
-Pero...
-Estás muy inquieta hoy -rió Peter colocando un muslo entre sus piernas-. No puedes levantarte hasta que yo te dé permiso.
Lali lo miró a los ojos y se dio cuenta de que lo deseaba con todo su cuerpo. Mientras lo pensaba, Peter la besó con sensualidad y, al percibir su deseo, el de Lali se acrecentó sobremanera.
Peter la miró y, al ver que estaba igual que él, comenzó a juguetear con sus pezones. Lali sintió una punzada entre las piernas y el instinto le hizo echar las caderas hacia delante.
-Me deseas -dijo Peter muy satisfecho.