Wednesday, April 29, 2015

capitulo 6

¿No era esa una típica respuesta masculina? Aunque no era tan común como a los hombres les gustaba creer, pensó Lali. Ni su padre ni su hermano la habían ayudado nunca. De hecho, los dos hombres de su vida habían huido de los sacrificios que exigía la enfermedad de su madre. Lali tuvo que aceptar que ninguno de los dos era suficientemente fuerte como para estar a la altura y como ella sí lo estaba, no tenía sentido culparlos por su debilidad.
—¿Cómo se llama? —le preguntó—. Yo me llamo Lali Esposito.
—Peter —contestó él, tomándola por la cintura para ayudarla a saltar una cerca.
—Ah, gracias —a Lali le sorprendió que tuviera tanta fuerza.
No recordaba que ningún hombre la hubiese tomado en brazos desde que tenía diez años. Pero nunca olvidaría las crueles bromas de sus compañeros por sus «generosas proporciones», nada parecidas a las de las chicas más populares del colegio.
Cuando estaba a punto de resbalar sobre un montón de nieve,Peter la tomó del brazo.
—Tenga cuidado.
Lali tenía los pies congelados y le resultaba difícil caminar. El edificio de piedra parecía cada vez más cerca e hizo un esfuerzo, pero la nieve era tan profunda que le resultaba imposible saber dónde ponía los pies.
Irritado, Peter la tomó en brazos para hacer los últimos metros.
—Déjeme en el suelo, por favor... se hará daño en la espalda... peso mucho y...
—No pesa mucho. Además, si se cae, podría romperse una pierna.
—Y usted no quiere problemas, ya lo sé —suspiró Lali mientras la dejaba en el suelo.
Dentro del granero estaban a resguardo de la tormenta, afortunadamente, pero antes de que pudiera reaccionar, Peter le estaba quitando la gabardina y la chaqueta a la vez.
—Pero bueno...
—Quítese la ropa y póngase mi abrigo —la interrumpió él.
Lali se puso colorada, pero aceptó el abrigo. Era demasiado práctica como para discutir.
—Voy a intentar encender un fuego —dijo Peter.
Lo mejor sería dejarla en el granero con una buena hoguera mientras él buscaba un teléfono. Saldría de allí más rápido por su cuenta.
Había gran cantidad de leña apilada contra un muro y Lali se escondió allí para quitarse la ropa con manos temblorosas. Quitarse los pantalones le resultó difícil porque tenía los dedos helados y la tela empapada se pegaba a sus piernas. Se quitó el jersey con la misma dificultad y luego, temblando violentamente, en sujetador, braguitas y botines, se puso el abrigo del extraño. Le llegaba hasta los pies y parecía una niña con la ropa de un adulto. El forro de seda le hizo sentir un escalofrío, pero el peso del paño le daba calor...

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