Wednesday, April 29, 2015

capitulo 9

Experimentaba muchas sensaciones diferentes, pero no estaba molesta; sorprendida, sí. Aturdida y emocionada también. Había vivido durante mu-chos años en un mundo exento de emociones. Peter era lo más emocionante que le había pasado nunca y era tan grande su fascinación, que le dolía negarse el placer de mirarlo.
—Pensaba dejarla aquí sola... —empezó a decir él, estupefacto por su falta de control.
—¿Por qué? —lo interrumpió ella, asustada.
—Para buscar un teléfono. Tiene que haber alguna casa por aquí.
—Pero yo llevo su abrigo... Será mejor esperar hasta que se haga de día —murmuró Lali, mirando por la ventana. Los copos de nieve se arremo-linaban con el viento y ya ni siquiera podía ver la carretera.
Nerviosa, se puso en cuclillas para calentarse las manos frente a la hoguera.
—Hábleme de su entrevista —la invitó Peter, percatándose de su aturdimiento—. ¿Qué tipo de trabajo está buscando?
—Acompañante de una anciana, pero al final no me han hecho la entrevista —suspiró ella—. Cuando llegué a la casa, me dijeron que un familiar había ido a vivir con la señora y que el puesto ya no estaba libre. —¿Y no se molestaron en llamarla para cancelar la entrevista?
—No.
—¿Y la dejaron ir, con esta tormenta de nieve? —exclamó Peter, furioso.
—Les pregunté por qué no me habían llamado, pero la señora con la que hablé me dijo que ella no tenía nada que ver porque no había puesto el anuncio —suspiró Lali, encogiéndose de hombros—. Así es la vida.
—Es usted demasiado buena. ¿Por qué quería un trabajo de ese estilo?
—No estoy capacitada para hacer otra cosa... al menos, de momento — Lali quería un techo y un trabajo fijo antes de poder hacer lo que era su gran ambición: estudiar diseño—. También necesito alojamiento y ese trabajo me habría venido muy bien. ¿Dónde iba usted?
—A Londres.
—¿Por qué me ha besado?
Resultaba difícil saber cuál de los dos se quedó más sorprendido por esa pregunta: Lali, que no había pensado antes de hablar o Peter, a quien nunca le habían exigido explicar sus motivaciones.
—¿Usted por qué cree?
Lali se miró las manos.
—No tengo ni idea... lo he preguntado por curiosidad.
—Es usted muy sexy.
Ella levantó la mirada.
—¿Lo dice en serio?
—Sí. Y soy un experto, se lo aseguro —contestó Peter, sin vacilar.
Lali sonrió. Le gustaba su franqueza. De modo que tenía éxito con las
mujeres... Normal. Era un hombre muy guapo y debía tener chicas haciendo cola.

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