capitulo 23

Peter sintió que todo el cuerpo se le tensaba y se preguntó si siempre que la veía la deseaba así porque en aquellos momentos lo único en lo que podía pensar era en zambullirse dentro de aquel maravilloso cuerpo.
Lali sólo llevaba puesto un albornoz y se sintió vulnerable de repente, pero al encontrarse con la acalorada mirada de Peter la timidez se tornó deseo. El fuego abrasador que recorría sus venas era tan intenso que le impedía moverse.
El ambiente estaba cargado de electricidad.
-Te deseo, cara -declaró Peter.
Aquella confesión le hizo sentir placer y dolor a partes iguales. Muchas veces había fantaseado con aquel momento mágico, el momento en el que Peter la miraría milagrosamente como a una mujer deseable.
Y ahora aquel sueño se estaba convirtiendo en realidad. Peter acababa de decir que la deseaba, pero Lali no podía correr hacia él, como hacía en sus sueños, porque en realidad Peter no la deseaba.
Lo que le ocurría era que acababa de expresar un deseo natural por una mujer que en realidad era una ilusión: su esposa, la mujer con la que él creía tener un matrimonio normal y en quien creía que podía confiar.
Pero Lali no era esa esposa, sólo era una mujer a la que Peter había pagado para que se casara con él, una mujer que no le interesaba lo más mínimo. Y, para colmo, no era de su clase social ni tenía tanto dinero como él.
-Lali... -dijo Peter frunciendo el ceño al verla dudar.
-No tenemos este tipo de relación -protestó Lali.
Peter la tomó de la muñeca.
-No te entiendo...
Lali sintió que se le formaba un nudo en la garganta, pero sabía que tenía que renunciar a aquello por el bien de Peter.
-Mira, no es importante, así que no te debes preocupar por ello. No soy una persona importante en tu vida y, cuando recuperes la memoria, te darás cuenta de que estoy diciendo la verdad y yo me alegraré de no haber bajado la guardia.
Peter la miró con curiosidad.
-¿Qué has hecho para que te trate así?
-¡No he hecho nada! -se defendió Lali.
Peter le apretó la muñeca sin darse cuenta.