Wednesday, April 29, 2015

capitulo 46

Intentó no pensar en las mentiras que le había contado pues Peter había parado de hacer preguntas y ya no parecía preocupado por su relación.
El doctor Lerther le había dicho que no debía decirle nada que pudiera preocuparlo, así que había hecho lo correcto, ¿no?
Lali se dijo que por un par de mentirijillas no pasaba nada.
-Te he preparado una sorpresa -le dijo Peter al terminar de desayunar.
-¿Qué sorpresa?
-Se me ocurrió que ya iba siendo hora de poner solución al problema de tu vestuario -contestó abriendo la puerta de un salón.
Peter había invitado a varios diseñadores de ropa para que acudieran al castillo con una selección de sus colecciones.
Lali se encontró rodeada de modistos que le tomaban medidas. Estaba aterrada. ¿Cómo iba a permitir que Peter se gastara una fortuna en comprarle ropa? Era imposible pues había visto con sus propios ojos la poca ropa que tenía.
Minutos después, la pusieron de nuevo ante su marido vestida con un traje de falda y chaqueta a la última moda.
Peter la miró atentamente. El color aguamarina ensalzaba la blancura de su piel y las prendas, tanto la falda como la chaqueta, realzaban su figura.
-Impresionante -le dijo al oído.
Por primera vez en su vida, Lali se sintió el centro de atención. Al ver que Peter la miraba con aprobación, dejó de pensar en sus imperfecciones.
Estaba muy orgullosa de sí misma y se olvidó de que siempre había pensado que le faltaba altura y le sobraban curvas.
A partir de aquel momento, se probó varios conjuntos encantada. Se vio con un delicioso vestido de fiesta, un increíble traje pantalón y una serie preciosa de vestiditos de diario que hicieron las delicias de Peter. También había bolsos y zapatos a juego.
Aquello era maravilloso. Era como un sueño hecho realidad. Todas aquellas personas se habían puesto de acuerdo para que ella jugara a lo que más le había gustado jugar de pequeña: a disfrazarse.
En pocas horas, tenía más ropa de la que había tenido jamás. Se dio cuenta de que no le iba a dar tiempo a estrenar muchas de las cosas que Peter le había comprado, pero se dijo que, cuando se hubiera ido, Peter podría devolverlas.
No pudo negarse a adquirir también varios camisones y conjuntos de lencería.
-Me parece que me estoy pasando -dijo de repente.
-Eres mi esposa y quiero que tengas todo lo que te guste -contestó Peter.
Lali sintió que algo se le retorcía en el corazón y no pudo evitar hacer una mueca de disgusto.
-¿Lali?
-Eres demasiado generoso -contestó con un nudo en la garganta.
-Pero tú sabes cómo darme las gracias, ¿verdad? -sonrió Peter con malicia y sensualidad.

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