capitulo 37

-Estás acostumbrado a dar órdenes a todo el mundo, al servicio de tu casa, a los empleados de tu banco, a todo el mundo. Cualquiera diría que te vas a cansar cualquier día de dar órdenes, pero parece que cada vez te gusta más.
-Expresar mis preferencias no es lo mismo que dar órdenes -contestó Peter con frialdad.
-Hablas en un tono que parece que das órdenes, pero te advierto que no voy a dejar de pintarme porque a ti no te guste el maquillaje. El traje que llevas es muy bueno, pero muy aburrido. ¿Lo vas a tirar a la basura porque a mí me parezca de hombre mayor?
-Es perfecto para ir al banco -contestó Peter.
-Pero ahora no estás en el banco -le recordó Lali mirándolo provocativa.
Peter se sacó las manos de los bolsillos y la agarró de las caderas.
-Estás muy graciosilla esta mañana...
Lali lo miró a los ojos y Peter la apretó contra su cuerpo.
-Me excitas -confesó-. Si las doncellas no estuvieran en tu habitación haciéndote el equipaje, te tomaría aquí mismo. Me encantaría hacerlo de manera salvaje y rápida y creo que a ti también te iba gustar, bella mia.
Lali se sonrojó. No podía creer lo que acababa de oír, pero le había gustado. Le temblaban las piernas. Estaba completamente excitada. De hecho, los pezones amenazaban con taladrarle la camiseta.
-Creo que podría hacerlo sin estropearte el maquillaje -añadió Peter.
-No lo dudo...
-Pero creo que me voy a esperar a que te lo quites -sonrió mirándola con pasión. -¡Pues vas a esperar sentado! -exclamó Lali mortificada por su burla y apartándose de él.
Lo miró de nuevo y se lanzó.
-Anoche vi a una mujer salir del salón y me estaba preguntando quién era...
-¿Qué mujer? -contestó Peter algo tenso.
-Tenía el pelo largo y era muy guapa.
-Ah, sí... -dijo Peter encogiéndose de hombros-. Es una empleada.
Lali sintió un tremendo alivio. Había sido tonta por sentir miedo por el mero hecho de ver a una mujer guapa en su casa.
En ese momento, una de las doncellas reclamó la atención de Peter.
-Lali, la doncella me está diciendo que no encuentra tu ropa -le dijo Peter-. Por lo visto, aquí no hay más que un par de trajes.