Wednesday, April 29, 2015

capitulo 75

El helicóptero aterrizó en un impresionante yate; cuyos dueños les dieron la bienvenida como si fueran príncipes.
A pesar de que había mucha gente, Lali sólo tenía ojos para Peter, pero él se tuvo que ausentar cuando su anfitrión insistió en que quería presentarle a un viejo amigo.
A su vez, la anfitriona le presentó a Lali a un sinfín de invitados. Los colores de los vestidos y los brillos de las joyas le nublaban la visión, así que parpadeó, pero el vaivén del barco la estaba mareando.
Lali se giró buscando un sitio donde sentarse, pero ya era demasiado tarde. Cuando recobró la consciencia, Peter estaba a su lado.
-Tranquila, cara. Nos vamos a casa —le dijo tomándola en brazos y despidiéndose de los preocupados anfitriones-. Nunca había visto una actuación tan buena -añadió una vez a solas.
Lali se dio cuenta de que Peter creía sinceramente que lo había fingido todo porque él quería irse pronto de la fiesta.
El movimiento del helicóptero no hizo sino acrecentar sus náuseas y no le apetecía hablar. Ya tenía suficiente con preguntarse a sí misma por qué se había desmayado. Jamás se había desmayado antes, pero recordó que su amiga Maria le había dicho que aquello era normal durante los primeros meses de embarazo. Al llegar a casa, Peter se apresuró a ayudarla a bajar del helicóptero.
-Ha sido un desmayo buenísimo -sonrió con sensualidad-. Incluso yo me lo he creído al principio.
-No lo he fingido -contestó Lali apoyándose en él porque las piernas no la sostenían-.
Me he mareado porque no estoy acostumbrada a los barcos.
-Pero si sólo has estado un cuarto de hora -dijo Peter sorprendido.
Una hora después, Lali estaba acostada y Peter la estudiaba con atención desde los pies de la cama.
-Ahora ya me encuentro mucho mejor, me gustaría levantarme -dijo Lali.
-La gente sana no se desmaya -contestó Peter-. En cuanto la doctora diga que estás bien, podrás levantarte.
-¿Qué doctora?
En ese momento llamaron a la puerta.
-Supongo que será ella. La llamé desde la limusina para decirle que viniera a casa.
-No quiero un médico -dijo Lali presa del pánico-. ¡No necesito a ningún médico!
-Eso lo decido yo.
-¿Y a ti qué más te da?
-Soy tu marido y soy responsable de tu bienestar aunque tú no me lo agradezcas. Lali se sintió culpable y no dijo nada más mientras Peter abría la puerta y aparecía una mujer mayor de pelo cano.

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