Lali se levantó temprano a la mañana siguiente después de pasar la noche en vela.
Le parecía que cada uno de los últimos minutos con Ben tenía un precioso valor. Sintió que se le hacía un nudo en la garganta al ver cómo comía su desayuno preferido de palitos de tostada mojados en el huevo pa-sado por agua. Se le rompía el corazón ver la carita redonda bajo el flequillo de rizos oscuros y la suave piel infantil todavía cálida de sueño.
Probablemente, la noche anterior se había alterado por un simple beso porque había sido más sencillo concentrarse en aquella tontería que enfrentarse a la pérdida del niño al que amaba. Ben no era suyo y nunca lo sería. Tenía que hacerse a la idea. El dolor que sentía en aquel momento era culpa suya. Durante sus estudios, le enseñaron que no cometiese el error de encariñarse demasiado con el niño a su cargo, pero no había podido cumplir la regla. Ben había buscado amor en ella y ella se lo había dado, intentando así compensar la falta de afecto de su propia madre. Había sido ella quien se sentó día tras día junto a la incubadora durante las primeras preocupantes semanas de la vida del bebé, ella quien decidió llamarlo como el abuelo de ambas cuando Rocio dijo que le daba igual qué nombre le pusiese a su hijo.
Con los ojos llenos de lágrimas esbozó una sonrisa forzada para no preocuparlo y mientras le lavaba las manos y la cara recordó su vida con Rocio cuando eran pequeñas.
Cuando su padre viudo había recibido a su prima en su hogar, ella era una niña solitaria de ocho años. Ya entonces Rocio era increíblemente bonita, con un rostro angelical y sedoso cabello rubio. También tenía un encanto particular y lograba hacer reír al padre de Lali, alegrándole la vida. Lali la admiraba y solo años más tarde se dio cuenta de que, tras esa fachada vivaz, Rocio era incapaz de ser feliz más de un par de horas y nunca se sentía verdaderamente segura.
Cuando siete años más tarde se produjo el escándalo de la huída de Rocio con el marido de la vecina, el padre de Lali había despotricado durante días. Unas semanas más tarde el esposo arrepentido había vuelto y Rocio intentó hacer lo mismo, pero se encontró con la puerta en las narices. A Lali se le rompió el corazón esa terrible noche. Había visto el espanto y la incredulidad reflejados en los ojos de Rocio, que nunca antes había pensado en las consecuencias de sus actos.
Pero al año siguiente reapareció. Con aspecto glamoroso y terriblemente arrepentida, pronto se había ganado a su tío y les estaba relatando anécdotas de su emocionante vida de top-model en Londres. Según Lali se dio cuenta más tarde, la mitad eran embustes, porque la verdad de que a Erica la mantenían sus amantes no hubiese sido aceptable.
Con diecinueve años, Lali estudió para ser niñera y durante cierto tiempo el único contacto que mantuvo con su prima fue esporádicas llamadas telefónicas. Sin embargo, cuando murió su padre, Rocio apareció en el funeral, embarazada y con un aspecto terrible. El reencuentro fue muy cariñoso y Rocio le pidió a Lali que fuese con ella a Londres para acompañarla durante el resto del embarazo.
Rocio se encontraba realmente mal, sufría de náuseas todo el tiempo y corría el riesgo constante de perder al bebé. Tuvo que pasar las últimas semanas internada en el hospital con Lali como única visita.
Como una niña recién salida del colegio, en lo único en lo que Rocio había pensado después de dar a luz había sido en recobrar su figura para recuperar el tiempo perdido durante aquellos tristes meses de mala salud y abultamiento.
-¿Por qué crees que te he elegido para que me cuides? -dijo, cuando Lali intentó llamarle la atención-. Sé que tú harás lo que yo tendría que hacer. Tú puedes sustituirme como madre.
-Pero él necesita que tú lo quieras.
-Creo que a la única persona a la que he querido en mi vida es a ti.
El timbre de la puerta arrancó a Lali de sus tristes recuerdos. Apenas eran las nueve de la mañana y la niñera ya estaba allí, mucho más temprano de lo que esperaba. La joven se presentó en perfecto inglés Como Alula. Era una morena delgada de alrededor de veinte años; prestó poca atención a Lali y se centró inmediatamente en Ben.
Lali se quedó con ellos y respondió a las preguntas que la otra le hizo con tranquilizadora profesionalidad sobre la dieta y rutina del niño.
-¿Dónde lo lleva? -le preguntó, intentando parecer natural.
massssssss novela
ReplyDeletesube mas =)
ReplyDeleteotrooo
ReplyDeletepobre lali debe ser duro dejar ir a ben que es como su hijo =(
ReplyDeletemassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ReplyDeletemas nove♥
ReplyDeleteMaaass
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