Friday, July 10, 2015

capitulo 20

Lali reflexionó nuevamente. Aunque seguía pensando que la idea era una locura, no estaba necesaria-mente equivocada si era su única esperanza de hacer cambiar las cosas y sacar a Ben de Quamar, aquel horrible sitio sin ley. En aquel momento, tenía todas las cartas en la mano. Por más que él no quisiera que la policía o la prensa se enterasen de lo que había sucedido, no podía impedir que ella lo hiciese público.
-A menos que se le ocurra algo mejor que lo que me ofreció anoche -dijo entre dientes-. Sí, lo dije en serio. Quiero que Ben vuelva a casa, pero si no se puede, quiero estar con él.
-Me niego a casarme con usted -rugió Peter-. Me está chantajeando.
 Lali analizó aquel punto de vista y asintió con una expresión de disculpa en los ansiosos ojos negros .
-Sí, Supongo que sí, pero lo único que me interesa es la felicidad de Ben y no puedo confiar en sus promesas...
-¿Y a pesar de ello está dispuesta a casarse conmigo? -preguntó él, lanzándole una furiosa mirada incrédula.
-No creo que su padre pudiese echarme de su país si fuese su esposa -señaló Lali. Después de todo, si lo hiciese, yo tendría una historia todavía más jugosa que contar al volver, así que la necesidad de mantenerme callada y razonablemente contenta sería una necesidad constante.
-yo podría hacer eso... yo podría hacer eso fácilmente -murmuró Peter con voz ronca, haciendo que un fuego abrasador se le encendiese en el centro de la pelvis.
Mientras el silencio latía como la quietud antes de una erupción volcánica, Lali no pudo retirar su mirada de los brillantes ojos verdes. Aturdida, se humedeció los labios con la punta de la lengua. Notó que la mirada de él descendía hasta su boca, que le hormigueó en respuesta mientras hacía un esfuerzo por concentrarse.
-Una boda me protegería...
-¿De veras? -dijo Peter suavemente, dócil como un felino paseándose por la jungla.
-Nadie tiene por qué enterarse y usted podría seguir con su vida como si yo no existiese. Seria solo un rasgo de buena voluntad por su parte... solamente eso.
-¿Buena voluntad? -repitió Peter-. ¿Eso es lo que realmente quiere de mí? ¡Es chantaje! ¿No le da vergüenza?
-Si se refiere a Ben, ninguna en absoluto -dijo Lali, desviando la mirada, porque se negaba a re-tractarse de lo que veía como su única esperanza de ver a Ben nuevamente.
Sin dejarse convencer por las razones de ella, Peter apretó los puños para controlarse.
-De acuerdo. Ya que el honor no es algo que entre en esta ecuación, ¿cuánto dinero quiere por su silencio?
 Lali levantó la cabeza y lo miró con horror.
-Ben no está a la venta. ¿Cómo se le ocurre insinuar que yo aceptaría su dinero?
-Lo aceptó de Pablo -puntualizó Peter separándose de los pies de la cama.
-Eso era distinto -dijo Lali y se le subieron los colores.
-Pero conmigo... es boda o nada, ¿verdad? –dijo Peter con enfado, rodeando la cama.
-Solo deseo tener acceso a Ben. No se olvide de eso -se apresuró Lali a recordarle, porque él insistía en lo de la boda como si el único objetivo de ella fuese casarse con él, lo cual estaba resultando ya un tanto embarazoso.
 Peter se sentó en la cama hipnotizándola con su lentitud.
-¿y yo que saco de todo esto? -le preguntó.
 Lali se lo quedó mirando con sus enormes ojos negros, paralizada como un animal que teme que el predador se abalance al mínimo movimiento.
-Crees que te deseo -murmuró Peter con voz ronca.
-Por supuesto que no -murmuró Lali, sin poder sustraerse a la energía de su virilidad. Aunque la cautela más básica le indicaba que retrocediese, no movió ni un músculo. -Sabes que te deseo.
El corazón le dio a Lali un vuelco. ¿Que él la deseaba? Contempló fascinada, excitada por sus palabras.
Estaba sobrio. ¿Le parecía atractiva? ¿A un hombre que era como un sueño hecho realidad?
-¿De veras? -preguntó sin aliento, inclinándose hacia delante, deseosa de volverlo a oír.
Peter alargó la mano y enredó los dedos en la cascada de cabello rubio para hacerla reclinarse nuevamente en la almohada. Sin poder apartar sus ojos de los de él, Lali se hallaba totalmente hipnotizada, deliciosamente consciente de cada fibra de su cuerpo. El estómago se le contrajo, haciéndola temblar.

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