Sunday, July 12, 2015

capitulo 31

La mañana siguiente a las ocho, Peter se bajó del helicóptero con su sobrino pegado a él como una lapa.
-¿Lali? -preguntó Ben ansiosamente por enésima vez desde que se había despertado-. Ben quiere a La
-Lali -lo corrigió Peter también por enésima vez-. Aquí está.
Desde su llegada a Quamar, el niño había llamado repetidamente a «Lali» y las niñeras reales habían creído que se trataba de algún juguete favorito. Jamás reclamó a su madre.
-Lali... -repetía Ben con el labio inferior tembloroso y los ojos velados con lágrimas de desilusión, sin creer ya que ella apareciese.
  Peter recordó la inocente confianza del niño hacía apenas cuarenta y ocho horas en Londres y al reparar en el daño que se le había infringido al arrancarlo de su entorno, lo abrazó con más fuerza. Aquel mismo día en Londres, en cuanto el niño le sonrió, tuvo la inmediata certeza de que era un Lanzani. Su sonrisa era idéntica a la de Pablo.
  Lali no oyó al helicóptero debido al grosor de las paredes de Anhara. Al alba se había quedado dormida sobre un sofá, esperando noticias de Ben. Lo único que había tomado de la bandeja del desayuno fue una taza de té. Mientras se paseaba por el hermoso suelo de mosaico, se preguntaba con temor por qué
Peter habría pasado la noche fuera. ¿Volvería alguna vez?
Pálida y descompuesta, miró a la puerta al oír el eco de los pasos en el enorme vestíbulo de entrada.
Y luego Peter apareció en el umbral. La dura mirada en el rostro tenso fue como una bofetada. Al separar los ojos de los magnéticos de él, se dio cuenta de que llevaba al niño y lo depositaba en el suelo.
-¿Lali? -gimió Ben con un sollozo.
Lali corrió hacia él y llegó en segundos a su lado para arrodillarse y alzarlo en sus brazos, apretándolo con fuerza. Le susurró frases tiernas intentando calmarlo. El niño se aferró a ella, tembloroso. Ella lo besó y lo volvió a abrazar, separándolo un instante para mirarlo y tranquilizarlo con una húmeda sonrisa. Lo volvió a abrazar y miró a Peter por encima de la rizada cabecita con lágrimas de alivio corriéndole por las mejillas.
-Nunca podré agradecerte lo suficiente... te lo agradezco tanto... sé que no me lo merezco, pero te lo agradezco por su bien desde el fondo de mi corazón -le dijo con voz trémula.
-No deseo tu gratitud -dijo Peter y su dura mirada le causó a Lali un furioso arrebol-. Mi sobrino está aquí porque te necesita
-Lo comprendo-dijo, inclinando la rubia cabeza.
-No te hagas la mártir -dijo Peter con desdén-. Nunca tuviste la menor intención de entregarlo. Los ojos negros se encendieron.
-¡Claro que... !
-No te creo -la interrumpió con rudeza-. Antepusiste tus prioridades a las necesidades de él.
-No fue así -dijo Lali, sintiendo que le clavaba un puñal en el corazón.
-Eras su niñera, no su tutora. En comparación con la familia de su padre, ¿qué le podías ofrecer? Eras una mujer soltera y joven sin la independencia económica para mantenerlo siquiera -señaló Peter.
-Sí, pero... -intentó explicarle lo mucho que quería a Ben, pero un sollozo le agarrotó la garganta, impidiéndoselo.
-Solo tiene dos años pero pertenece a una dinastía con seis siglos de orgullosa herencia para compartir con él -informó Peter-. Necesita y merece mucho más de lo que tú jamás le habrías podido dar. Su derecho de nacimiento está aquí, en Quamar. Nunca volverá a vivir en Inglaterra.
-Yo lo he hecho por amor a él -murmuró Lali ahogadamente, intentando controlar su voz al ver que Ben la miraba, aturdida al enterarse de que el hijo de Rocio nunca volvería a Inglaterra.
-Sin embargo, cuando tuviste oportunidad de decir que eras su niñera, elegiste mentir...
-En realidad yo nunca...
-Una mentira de omisión sigue siendo una mentira -la interrumpió Peter-. Si hubieses revelado tu identidad, te habría traído a Quamar para que lo ayudases a adaptarse. -Creo que estabas demasiado enfadado para siquiera pensar en ello.
-Utilizaste a mi sobrino del mismo modo que lo hizo su madre. Al ver una oportunidad de mejorar, la aprovechaste.
-¡Eso no es verdad! -se ofendió Lali.

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