Peter le recorrió el cuerpo con sus verdes ojos y subió las escaleras para saludarlos.
-Déjame que alce a Ben -le dijo.
El niño fue a sus brazos sin dudarlo y comenzó a parlotear excitado en su incomprensible media lengua. Peter le sonrió y aquella cálida sonrisa carismática le quitó a Lali el aliento.
-Ya ha vuelto a la normalidad. Igual que como lo recuerdo en Londres, lleno de vida y confianza -comentó él con satisfacción.
-Sí...
-Has hecho milagros.
-Lo único que hago es jugar con él y darle mucho cariño... creo que eso es todo -murmuró Lali, con la cabeza hueca como el cráter de un volcán, justo cuando hubiese deseado decir algo, si no brillante, al menos medianamente inteligente.
Peter volvió a bajar las escaleras y cuando ella llegó a su lado, se dio la vuelta a mirarla.
-Estás preciosa con ese vestido -murmuró con ronca aprobación.
-Rocio me lo dio, pero no me lo había puesto nunca... ni iba a sitios donde la gente se viste así -dijo Lali sin aliento, con las palmas de las manos húmedas, como si fuese su primera cita.
-Te llevaré de compras. Ya no es necesario que uses la ropa que te pasaba tu prima.
-No me lo pasó. Me lo compró. Siempre me compraba lo mismo que se compraba ella. Sé que piensas que era odiosa, pero yo la quería -dijo Lali con énfasis sin poder contenerse. Deseó haberse mordido la lengua, porque se hizo un silencio mortal.
-Tienes razón -dijo Peter por fin, tomándola por sorpresa-. Si tú no hablas mal de Pablo, haré un esfuerzo por ser igual de generoso con respecto a Rocio. Algún día tendremos que hablarle a Ben de sus padres biológicos y tenemos que tener una perspectiva menos emotiva de su pasado.
Lali asintió con la cabeza y se borró la expresión ansiosa de sus ojos negros. Hablaba como si fuesen a estar juntos mucho tiempo, pensó un poco aturdida. Pero era lo lógico, ¿no? Si Peter hablaba de tener hijos, ello supondría que ella no se marcharía en el futuro.
Comprendió que Peter se había adelantado a ella y aceptado lo inevitable. Las hermosas flores y las llamadas telefónicas eran parte de ello. Intentaba comportarse como un marido normal. Solo que un recién casado normal habría abrazado a su esposa antes que al niño. Desgraciadamente, Peter se había casado con una mujer a quien nunca habría ni siquiera invitado a salir en caso de tener la oportunidad. Seguro que la noche de bodas se había acostado con ella de pura rabia, decidió Lali.
Basmun sirvió café con gran ceremonia en el gran salón. Peter le había comprado a Ben un tren eléctrico en Nueva York con una locomotora lo bastante grande como para que el niño se sentase en ella. Lali miró cómo Peter lo montaba con la ayuda de Basmun, cuya actitud indicaba claramente que el mayordomo consideraba la tarea poco digna de su amo. Pero Lali comprobó por sí misma lo mucho que se divertía Peter y la emocionó ver cómo el niño intentaba copiar cada movimiento de su tío. Cuando el pequeño creciese, sería igual a él, con el mismo tipo de nariz y los ojos de idéntico color.
Se le cerró la garganta. Tal vez el destino los hubiera puesto en lados opuestos cuando se conocieron, pero ahora veía mucho que admirar en Peter. Su inteligencia, su fuerza, su sinceridad y lealtad a su familia, por no mencionar su poderoso sentido de la responsabilidad que le hacía anteponer las necesidades de un niño a quien apenas conocía a las suyas. No perdía la cabeza tampoco en una crisis, pero estaba segura de que, si hubiese sabido el precio final que tendría que pagar, nunca habría accedido a casarse con ella.
¿Cómo no iba a remorderle a ella la conciencia? Le había quitado a Peter el derecho a elegir su propia mujer, para tener que conformarse con ella para siempre. Justo ahora, que se estaba enamorando de Peter Lanzani, reconocía la trampa que se había puesto a sí misma. Nunca podría pensar que la había elegido por sus virtudes o porque él hubiese querido estar con ella. Los estrechos límites del matrimonio sin amor que ella le había impuesto tontamente siempre estarían presentes.
Ben se durmió encima del tren. Peter lo levantó y, siguiendo a Lali, lo llevó arriba. Una vez que arropó al niño, ella se dio la vuelta y se lo encontró mirándola con expresión adusta.
-Veo que has estado durmiendo aquí también -dijo, lanzando una mirada a la poco seductora cami-seta larga con una inscripción en inglés que había sobre la otra cama de la habitación.
-Sí -dijo Lali tensa, antes de que saliesen al pasillo. ,
-¿No escuchaste nada de lo que te dije antes de irme a Nueva York? -exigió Peter con impaciencia-. No puedes compartir la habitación de Ben como una criada. Ya le he dado instrucciones a
Basmun para que contrate una niñera... -Pero eso no es necesario...
mas :)
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