Tuesday, July 14, 2015

capitulo 43 y 44



Nunca había sospechado que saberlo le permitiría estar semidesnuda sin avergonzarse, aceptando la ardiente admiración de los ojos masculinos.
-Eres una mujer muy sensual -le dijo Peter con ronca admiración. -No sé lo que soy -confesó ella-, lo estoy descubriendo.
-Deja que te enseñe -dijo Peter, deslizándole las manos por debajo para quitarle la última prenda que la ocultaba de él-. He pensado en este instante todos los días que he estado separado de ti, ma belle.
Totalmente desnuda, Lali se ruborizó, cohibida como no lo había estado segundos antes, pero él se tendió a su lado, reclamando sus labios con un beso que encendió cada una de las células de su piel con una respuesta apasionada. Se apretó contra él, disfrutando con el áspero roce del vello de su pecho contra sus duros pezones, Y gozando con la sensación de que él no le escondía nada.
La volvió a acomodar sobre las sábanas y trazó un sendero provocativo y atormentado sobre su cuerpo trémulo. Ella cerró los ojos, echando la cabeza hacia atrás al entregarse, ebria de sensaciones que se incrementaban en su verdadero núcleo, ardiente de indefenso anhelo. Y luego él le separó los muslos y encontró su punto más caliente con su experta boca, produciéndole incontrolables estremecimientos que le recorrieron el cuerpo entero, haciendo que sus ojos se abriesen de golpe.
-No, no puedes...
-Sí que puedo -replicó Peter roncamente-. Quiero enloquecerte de placer.
Sus inhibiciones se debatieron con el deseo –hasta que él tomó la decisión por ella. Nunca había soñado que pudiese alcanzar tales niveles de placer y, una vez que él lo descubrió para ella, no tuvo control sobre la fuerza de su propia respuesta. Se convirtió en líquido ardiente, el corazón palpitando tanto que jadeaba in tentando respirar.
Justo cuando se encontraba desesperada por satisfacer ese deseo que la hacía retorcerse como un alambre al rojo vivo, Peter la puso debajo de sí y la penetró con un empellón que le arrancó un gemido de placer. Y luego solo quedó el ardiente gozo de su ritmo pagano, el urgente florecer de su masculinidad dentro de ella en una unión de sediento anhelo.
Para ser solamente sexo no estaba nada mal, reconoció Lali, mientras los temblores de dulce éxtasis remitían lentamente de su cuerpo trémulo. Pero estaba dispuesta a matarlo si él utilizaba aquella frase otra vez, seguro que sí. Sin embargo, cuando él se estremeció sobre ella y emitió un desinhibido gemido de satisfacción, sonrió y lo envolvió como un capullo de amorosa intimidad. Tenía que agradecer todo lo que le daba. Le había comprado trufas de chocolate y era estupendo con Ben. Amaba a su cuerpo, realmente lo amaba. Estaba hecho para ella, pero todavía no lo sabía.
Abrazándola, Peter se puso boca arriba, de modo que ella quedó encima de él. Retirándole los rizos rubios del rostro con inesperada dulzura, sonrió al ver el enfebrecido rubor que resaltaba lo negro de sus ojos y le rozó suavemente el labio inferior con el dedo.
-La próxima vez vendrás conmigo a Nueva York, ma belle.
-¿Para ayudarte a hacer compras? -bromeó ella.
Reclinándose sobre las almohadas, Peter se encogió de hombros.
-Cuando estoy en la ciudad, me gusta tomar un poco de aire fresco entre las reuniones.
-Oh, no me quejo -dijo Lali, fascinada porque él se pusiese un poco a la defensiva, como avergonza-do por haberle comprado tantas cosas-. Todos esos regalos hermosos y ni siquiera te he dado las gracias.
-Ya he recibido todas las gracias que necesitaba -dijo Peter, sonriendo con picardía-. Me alegra que te hayan gustado las trufas.
-Me he comido la caja entera... ¡no me lo recuerdes! -rogó Lali.
Peter rió y la volvió a dejar sobre -el colchón a su lado para poder mirarle el rostro arrebolado. Sus fascinantes ojos verdes se entrecerraron e hizo presa de sus labios con una lenta sensualidad que la hizo perder el sentido.
Mucho rato después, la llevó a la ducha con él. Lali no tenía ni idea de qué hora era, pero el agua que le refrescó la piel la despertó de su saciado ensueño y recordó la curiosidad que la había atormentado mientras él se hallaba de viaje.
-El informe... el informe del detective privado que hicieron sobre Rocio-le dijo-, quiero verlo. Peter se puso tenso en el círculo de sus brazos. -¿Por qué?
-No hay nada en él que me vaya a escandalizar-dijo Lali con tristeza-, no olvides que yo vivía con ella. Lo que me interesa es la parte que se refiere a su madre o a la mía.

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