capitulo 61

¿Qué estás queriendo decir?
Hoy de noche presencié un encuentro entre tú y Maria en una posición muy sospechosa. –Lali hablaba bien lento. – No preciso justificar mi expectativa que tú inmediatamente me convenzas que no estabas haciendo nada malo.
¿Y cómo esperas que haga eso? –Peter preguntó furioso.
No sé. Este no es un problema mío. –Lali se dio de hombros y continuó sentada calmadamente.
¡Ya aguanté mucho esa payasada! –Peter dio dos pasos adelante, estiró los brazos y comenzó a cargar Lali por el jardín. – Ya hiciste suficientes tonterías en un solo día. Basta. Y deja de hacer jueguitos conmigo.
¿Sólo porque te pedí que probaras que eres inocente? ¿No estoy haciendo lo mismo que tú cuando Benjamin me besó?
¡Ah! Entonces era ahí que querías llegar. –Peter paró en medio del césped, pero no la soltó.
Estoy siendo mucho más bondosa contigo, en circunstancias muy similares...
¡Quédate quieta si no perderé la cabeza! –la apretó aún más fuerte mientras volvía a caminar rápidamente hacia la casa.
No puedes decir que te intimidé, tampoco estás asustado y con miedo que te vaya a lastimar, ¿ó si?
¡Ya dije que te quedaras quieta! –él exigió.
¿Lo ves?... No soy bruta como tú.
¿Cómo me llamaste?
Estoy segura que oíste muy bien.
¿Me estás acusando de tratarte con violencia?
Bueno, cargarme hasta aquí, a la fuerza, ya es una buena muestra de como actúas.
Estaba protegiéndote al no dejarte en un lugar desierto y oscuro –Peter protestó.
No pedí que te encargaras de mí. Sé caminar con mis propias piernas y no preciso que nadie me cargue.
Con cuidado exagerado, Peter la colocó en el piso. Lali percibió que estaba descalza y enfrentó la sonrisa irónica de su marido sin dejarse afectar.
Gracias por dejarme caminar sola –dijo, mordiéndose el labio.
La noche en que te vi en los brazos de Amadeo, intenté controlarme. ¿Cuántos hombres harían lo mismo en aquella situación? –Peter preguntó.
Yo estaba enojada y me sentía culpable sin tener culpa alguna, porque estaba asustada.
¡Pero no te puse ni un dedo encima!
Es verdad –Lali concordó. – Pero tuve miedo, porque estabas demasiado enojado.
¿Alguna vez te lastimé? –Peter indagó, desafiándola.