Monday, July 6, 2015

capitulo 68

Dices aquí que, el día que me ausente, tú también tendrás el derecho de estar un día lejos de mí. Esto parece chantaje, querida. De este modo, no nos veremos nunca.
Quiero tener una vida, también.
Un viejo dicho dice que los hombres deben trabajar, y las mujeres quedarse en
casa.
Está bien, devuelven lo que escribí.
No, no... Tú ganas, ¿pero oíste hablar de un compromiso?
Siempre asumí mis compromisos y terminé sintiéndome solitaria y abandonada.
Estoy creyendo que no quieres estar más de ocho horas lejos de mí –Peter bromeó.
Quien sabe es eso...
¿Y no tener más hijos? –él paró de leer sorprendido.
Me siento como si tú sólo te hubieras casado conmigo para tener un hijo. Cuando me embaracé, te alejaste y yo aún no estaba preparada para ser madre.
¡Nunca exigí que te embarazaras!
No, pero parecía que era eso lo que esperabas que pasara.
¿Y no querías tener a Santino?
Adoro a mi hijo, pero si me quedo embarazada otra vez, será porque lo planeé.
Eso explica porqué parecía tan infeliz cuando embarazada. Y yo no desconfié nada.
Estaba infeliz porque, después que me embaracé, no me buscaste más sexualmente.
¿Y tú creías que iba a desobedecer las órdenes del médico? –Peter preguntó admirado.
¿Que órdenes?
Lali, ¡tú estabas presente cuando el médico nos aconsejó a desistir de tener relaciones sexuales en los primeros meses!
No lo escuché decir nada de eso. –Lali recordó de repente que no dejara a Peter estar en la sala en que el médico la examinaba.
El médico sólo le hablara en portugués, y ella ciertamente no entendió bien lo que él dijo. Cuando Peter fue llamado de vuelta a la sala, el médico conversó largamente con él, pero Lali no había prestado atención.
¿Quieres decir que no lo sabías? –Peter preguntó impaciente, pasando las manos sobre los cabellos negros. – Si no estabas entendiendo el portugués, ¿por qué no pediste que dijera todo nuevamente, con calma y claridad?
Estaba ansiosa por salir del consultorio –Lali confesó. – Pero podías haber hecho algún comentario sobre el asunto.
No me sentí cómodo para hablar sobre eso.
Te juzgué mal. Quiero que me disculpes por haber trancado la puerta –ella se lamentó. – Es que me sentía muy rechazada.

Acuérdate que no nos conocíamos muy bien cuando nos casamos y no nos confesábamos cosas uno al otro.
Elegiste a la mujer equivocada...
Fui yo quien te hizo infeliz.
Yo quería sentirte más próximo a mí.
Estoy intentando corregir eso ahora –dijo, mientras acariciaba el rostro de Lali.
La empujó más cerca de él y buscó sus labios con una pasión que la sorprendió. Finalmente parecían completarse.
Voy a procurar seguir todas las determinaciones que escribiste en tu lista de exigencias –Peter dijo, riendo. – Sólo espero que, cuando vuelva a casa, encuentre una esposa muy comprensiva también.
Lali apenas recostó su cabeza en el pecho de su marido y sonrió feliz. Estaba sintiéndose segura por primera vez en su vida.

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