Nunca te traicioné, nunca. Siempre respeté nuestro matrimonio.
¿Aún cuando la puerta de mi cuarto estaba trancada?
Te disculpé achacándolo al nerviosismo de una mujer embarazada.
Lali le acarició el rostro a Peter.
Siempre te amé, incluso cuando decidí que era mejor divorciarnos.
Cada vez que mencionabas el divorcio, entraba en pánico. Pensé que iba a perderte de nuevo. Cuando volamos a Londres, comencé a creer que era posible que Maria estuviese mintiendo, que yo había hecho todo mal. Me sentí como si estuviese luchando por mi propia vida.
¿Entonces era por eso que te estabas comportando tan extraño? ¿De verdad tenías miedo de perderme? –Lali sintió una sensación de poder sobre el hombre amado, un poder que nunca imaginara poseer.
Estabas tan convencida que sólo quería continuar casado por causa de Santino. Tuve miedo que, si dijera que quería que estuviésemos juntos porque te amaba, no me creerías –Peter confesó. – Podías creer que era mentira.
Tienes razón. Por otro lado... –Lali dejó de hablar, porque Peter deslizaba la mano sobre su cuerpo y acariciaba su seno.
¿Qué estabas diciendo, querida?
Lo olvidé....
Ella lo miró apasionadamente. Pasó la mano por el cabello negro de Peter mientras él la empujaba delicadamente para que pusiera la cabeza sobre las almohadas.
De repente, él dejó de acariciarla.
Esto me recuerda algo...
Lali se sentó medio asustada, viéndolo salir de la cama tan rápidamente.
¿Qué?
Peter volvió trayendo un paquete bien grande. Rasgó el papel que lo cubría, y ella vio que era su retrato, el que Benjamin pintara.
Tenías razón en escoger a Benjamin para hacer tu retrato. Es un pintor excelente. Quise que me diera el cuadro, porque creí que no tenía derecho de quedarse con la imagen de mi esposa. –Peter desvió los ojos del cuadro y miró a Lali posesivamente.
– Pensé en destruirlo, pero no conseguiría cometer un acto tan salvaje.
Creo que me amas de verdad...
Nunca dudes de eso, mi amor. Nunca voy a dejar de amarte –Peter juró, colocando de lado el cuadro para envolverle en sus brazos fuertes y buscar los labios de Lali.
Ocho meses después, Lali miraba encantada a Santino que caminaba solo hacia su cama. Él había aprendido a caminar muy temprano y corría por todas partes. Adoraba jugar especialmente con cochecitos y se parecía cada vez más al padre.
Lali lo observó dormir, pasando los dedos por su pelito, que estaba poniéndose
muy oscuro. Ella se sentía agradecida por tener la ayuda no sólo de la niñera sino también de Adelina, pues Santino no paraba un sólo instante. Adelina le hacía todos los gustos y lo consideraba como si fuera su nieto. Todo cambió mucho en su vida en aquellos últimos meses. Lali ya no despertaba asustada como antes, cuando huyó de Peter. Sabía que era amada y valorada por su marido, y eso le aumentaba la seguridad. Ya entendía mejor el portugués y podía conversar con los amigos de Peter, hizo amistades y nunca más se sintió sola.
Había llamado algunas veces a su madre, y el clima de tensión entre ambas disminuyó. También sus hermanas habían aparecido en Portugal para visitarla y conocer mejor a su sobrino.
Salió del cuarto de su hijo que ahora era una habitación vecina a la de ella y de Peter. Quería que su hijo estuviese bien cerca de ellos.
Peter salió del baño, enrollado en una toalla.
¿Santino se durmió?
Prácticamente se desmayó de tan cansado que estaba.
Y también, se despierta temprano y no para un sólo minuto.
Peter, siempre quisiste una familia grande y tomé una decisión.
¿Sobre qué? –Peter preguntó, comenzando a sentirse tenso.
Quiero otro bebé.
¿Otro igualitito a Santino para dejarnos exhaustos de noche? –Peter intentó bromear, pero estaba sorprendido con la decisión de Lali. – Hablando en serio, no quiero que hagas un sacrificio por mí. Estoy perfectamente satisfecho en tener a Santino y no precisamos tener otros hijos.
Pero esto tiene poco que ver contigo, Peter. De verdad que quiero tener otro bebé.
Peter la abrazó, y ella, sintiendo el cuerpo mojado recostado al suyo, se estremeció de placer.
Tu felicidad es todo para mí –Peter murmuró.
Tú eres el hombre que me prometió hasta la luna –dijo ella con una sonrisa provocante. – Aún estoy pensando sobre eso...
Te amo cada vez más y me siento un hombre insaciable. Me gustaría hacer el amor contigo todo el tiempo. Ya ni me gusto ir a trabajar.
Lali se rió mientras empujaba la toalla que cubría el cuerpo de su marido.
¿No es mejor venir a almorzar a casa todos los días y distraerte conmigo después?
Mucho. Vamos a pensar en un nuevo bebé. Por ahora, ven a mis brazos, mi amor.
Alegra Lanzani nació nueve meses después. Lali no tuvo náuseas ni se sintió deprimida como en el primer embarazo. Estaba calmada, satisfecha y feliz con su vida, sus hijos y su maravilloso marido. Cuando el bebé nació, Peter le regaló un brillante enorme en forma de luna.
No voy a dejarte ir nunca –Lali le alertó.
Tú me conoces bien y sabes que quiero ser tu eterno prisionero, mi amor. Fin
lindo final
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ReplyDelete♥
aaaaaaaaa mas tierno el final =)
ReplyDeletehermoso fin
ReplyDeleteAww hermosa familia la q formaron, lindo final
ReplyDeleteme encanto
ReplyDelete=)
ReplyDeleteEnamorada de la historia y de final��
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