Monday, November 23, 2015

capitulo 12

Empezó con el conjunto de ropa interior: sujetador y tanga de satén negro y unas medias de seda negra hasta la mitad del muslo que la dependienta la había convencido de comprar. Un liguero, le había asegurado, era mucho más sexy que unas medias.
Personalmente Lali cuestionaba la necesidad de comprar ropa interior tan sexy para ir a cenar con su jefe. Podría entrar desnuda en la limusina y seguramente él no se daría ni cuenta.
Con el carísimo vestido amoldándose a cada una de sus curvas y haciéndola sentir extrañamente sexy, Lali se hizo un moño francés frente al espejo. Lo siguiente: el maquillaje y los accesorios. No quería reconocerlo, pero le temblaban ligeramente las manos mientras se pintaba los labios.
Aquello era ridículo. Ella era una mujer adulta que iba a una cena a beneficio de las víctimas de la violencia domestica, no una quinceañera que —iba al baile del instituto con el capitán del equipo de rugby.
Estirando la espalda con determinación, se puso los zapatos, tomó el chal de seda y el bolsito de lentejuelas negras y se dirigió a la puerta.
Una mirada al reloj del microondas le indicó que faltaban cinco minutos para las siete, pero podía esperar a la limusina en el portal, se dijo.
Lali acarició a Coco por última vez antes de salir.
—Sé una buena chica, ¿eh? Volveré a casa en cuanto pueda.
La limusina apareció a las siete en punto. Había esperado que el conductor saliera para abrirle la puerta, pero la puerta se abrió sola y un pie apareció en la acera, seguido de una pierna, un brazo y, por fin, una cabeza de pelo negro . Pensaba que se encontrarían en el hotel— pero, aparentemente, iba a ir con él. A su lado.
Peter estaba de pie en la acera, esperándola, como una versión californiana de James Bond con su esmoquin negro, y Lali tuvo que recordarse a sí misma que debía respirar y luego poner un pie delante del otro.
—No sé si es posible, pero estás más guapa que ayer.
Ella sonrió, O intentó sonreír.
Y entonces Peter le ofreció una rosa de tallo largo.
—Pensé que esto te gustaría más que un prendedor.
Aunque se le había hecho un nudo en la garganta, Lali rió. Peter podía ser increíblemente encantador cuando quería... pero hasta aquel momento nunca había intentado serlo con ella.
Sabía que aquello no era real. Sólo estaba siendo amable porque iba a ser su acompañante esa noche, porque le estaba haciendo un favor.

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