Monday, November 23, 2015

capitulo 19

Y lo mejor de todo fue que el pánico de Peter empezó a —desaparecer. Emocionado, enredó los brazos en su cintura y la apretó contra él, abriendo la boca para jugar con su lengua..
Se frotaban de tal forma que era un milagro que no saltaran chispas. Sus pechos, aplastados contra el torso masculino, se hincharon, sus pezones rozando la tela del sujetador. Más abajo, la dura evidencia de su excitación la rozaba entre las piernas
Peter sabía que debería estar pensando en otra cosa. La oscuridad, el ascensor, el encierro, salir de allí o morir sin que nadie los rescatara...
Pero en aquel momento lo único que le importaba era aquella mujer cálida y hermosa que tenía entre sus brazos.
Lali. No debería besar a Lali... su ayudante personal, su amiga, la única persona a la que no quería ofender porque, como ella misma solía decir, lo conocía demasiado bien.
Pero le gustaba tanto... Olía tan bien, a flores, a primavera, a sexo. Y sabía de maravilla.
Desde la pubertad, había tenido la fantasía de hacerlo con actrices, con modelos, con reinas de la belleza, incluso con todas a la vez. Pero ningún sueño, por muy erótico que fuera, podía compararse con lo que estaba pasando allí, en aquel ascensor.
Lali hacía que le saliera humo por las orejas, vapor por todos los poros de la piel, que toda su sangre estuviera por debajo del. Cinturón...
Peter deslizó las manos hasta sus nalgas, apretándola contra el bulto que había bajo sus pantalones. Si no paraban de inmediato sería demasiado tarde.
Pero no tenía intención de parar. Tendría que abrirse el suelo y tragárselo para que parase. Aquel ascensor que los había atrapado tendría que caer al sótano y hacerse pedazos para que soltara a Lali.
Porque, a menos que un accidente o una catástrofe natural los separase, iba a hacerle el amor a Lali Esposito.
Por fin.
La falta de luz incrementaba cada sensación. La había deseado durante demasiado tiempo y no podía esperar.
Peter empezó a besar su cuello, la suave piel de su garganta, y ella le devolvía cada beso. Encontró la cremallera del vestido y empezó a bajarla... rozando su piel con los nudillos. Y ella gemía, haciéndole sentir escalofríos.
Cuando el vestido cayó al suelo, Peter desabrochó el sujetador y apretó sus pechos, rozando los pezones con los pulgares, haciéndola gemir de placer.
La besaba, deseando devorarla, comérsela toda. Ella empezó a desabrochar los botones de la camisa y a sacarla del pantalón y él se quitó la corbata, que amenazaba con ahogarlo.

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