Monday, November 30, 2015

capitulo 18

-Pero ten cuidado. Lanzani no debe enterarse de que eres mi hermana gemela -advirtió Lali, preocupada.
Unos segundos después, la conexión se cortó.
Lali estaba intentando recuperar la calma cuando la puerta del dormitorio se abrió. Asustada; intentó meterse debajo de la cama, pero no había sitio.
Cuando oyó la voz de Peter hablando con alguien en el pasillo, sintió pánico y miró alrededor buscando un sitio para esconderse. Unos segundos después, la puerta se cerró y Lali se dejó caer sobre la alfombra. Estaba en el dormitorio de Peter! Pero era temprano, quizá él volvería a bajar al salón. No podía irse a dormir antes de las once, se decía. Según el artículo de la revista, Peter   era un hombre que hacía una gran vida social,.
Por el sonido, notó que el se estaba quitando la ropa. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo podía levantarse a inventar una excusa creíble? Tenía que escapar, pero no sabía cómo hacerlo. La puerta del baño se abrió y cuando Lali iba a incorporarse para salir corriendo, un par de pies masculinos aparecieron en su campo de visión.
-¿Vas a meterte conmigo en la ducha? murmuró Peter, con un tono tan suave como el terciopelo.

Lali se quedó sin habla. -Yo... yo...
Lentamente levantó la cabeza, tan avergonzada que no sabía que decir ni dónde mirar. ¡A sus pies, con aquel camisón de seda, en el dormitorio de Peter! La camisa abierta mostraba un torso poderoso cubierto por un suave vello negro. Frente a aquel impresionante físico, Lali tuvo que tragar saliva. -Te he visto desde la puerta, querida -dijo Peter.
Cuando alargó la mano para ayudarla, ella levantó la cara y se encontró de frente con aquellos ojos verde esmeralda. Era como sentir una corriente eléctrica. Cualquier excusa que hubiera pensado inventar, desapareció de su mente.
-Lali... Lali... -empezó a decir el con un tono sensual, mientras acariciaba su cara. Lali sentía que se le iba la cabeza-. No me digas que has perdido el valor.
-Lali estaba estudiando aquel rostro soberbio. <Estás loca por mi hermano>, le había dicho Euguenia. Y tenía razón. -No, yo...
Peter levantó una ceja.
-No me esperabas tan pronto, ¿verdad?
Teníia que liberarse del efecto que aquel hombre ejercía en ella, pensó Lali, intentando concentrarse. -Yo no...
-No importa.
El sentido común le decía que se moviera, pero estar al lado de Peter era una sensación deliciosa. Estaba tan cerca que podía oler su piel. La cabeza le daba vueltas y le temblaban las piernas.
Peter soltó la cinta de la bata. Lo hizo de una forma tan natural que Lali no protestó cuando vio caer la prenda a sus pies. -Peter... ¿qué estás haciendo? -preguntó, demasiado tarde.

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