Sunday, November 22, 2015

capitulo 5

—Ah, café —dijo él cuando entraban en la cocina—. Mira, de verdad, no puedo ir solo.
Luego se acercó para darle un abrazo de
Necesito que vayas conmigo. Irá gente importante, gente que podría estar interesada en mi empresa...
—Eres mi ayudante. Tú conoces los programas en los que estoy trabajando y las intenciones que tengo para la empresa tan bien como yo. Y nadie se relaciona mejor que tú. La gente te adora.
Como ella no respondió, Peter siguió, más desesperado:
—Es parte de tu trabajo. Además, te pagaré las horas extra. Puedes llevarte la agenda y preparar una docena de reuniones con posibles clientes.
Ah, sí. Desde luego que era su ayudante. Y si se ponía así, no tendría más remedio que ir con él.
Pero no pensaba ponérselo fácil.
Lali se apoyó en la encimera, de brazos cruzados.
—No estarás tan interesado en que vaya cuando aparezca en vaqueros. No tengo nada que ponerme para una cena de ese estilo.
Peter suspiró, aliviado.
—Eso no es problema. Yo me encargo de todo. O, más bien, encárgate tú de todo. Luego me pasas la factura... Compra lo que quieras.
—Gracias, gracias, gracias —dijo, besándola en la frente.
A Lali se le doblaron las rodillas y tuvo que cerrar los ojos cuando un calor increíble empezó a subir desde sus mocasines a la blusa blanca.
Sí, seguro. Podría pasar la noche con aquel hombre y pensar que no era nada más que una cena de trabajo. Ningún problema. Y quizá después de hacer ese pequeño milagro, podría convertir el agua en vino.
Peter tomó su sexta taza de café desde que Lali lo había despertado aquella mañana y pulsó el ratón para enviar los e—mails que había redactado en la última media hora.
Empezaba a percatarse de que no era fácil cuidar de uno mismo. Lali llevaba fuera sólo un par de horas, pero como estaba acostumbrado a tenerla allí toda la mañana contestando al teléfono y encargándose de numerosas tareas, le resultaba difícil seguir adelante con su rutina normal.
Por fin, había decidido no contestar al teléfono y dejaba que saltara el contestador.
Lali se encargaría de contestar cuando volviera. Y aunque a veces contestaba también a su correo electrónico, él podía hacerlo solito. No era un inútil.
El resto del correo era otra cosa. No pensaba ponerse a abrir sobres. Lali sabría qué era importante y qué no.

No comments:

Post a Comment