—Sin embargo, si tú no hubieras aparecido, nos habríamos reconciliado. ¡Te juro que destrozaré tu matrimonio, aunque sea lo último que haga en esta vida!
—¡Candela, no! —le gritó otra voz, cargada de censura.
Las dos jóvenes se dieron la vuelta y vieron a Alice Lanzani, que estaba apoyada sobre un bastón. Sus hermosos rasgos miraban con desaprobación a su invitada.
En el camino de vuelta a Londres, Lali pensó en Candela y se dijo que no la preocupaba lo que ella le había dicho. Si la hermosa Candela todavía aspiraba a recuperar a Peter, aquello afectaba profundamente su teoría de que algo muy grave se había interpuesto entre ellos. Ya no estaba tan segura. La declaración de guerra que la modelo le había hecho sugería que ella creía que tenía alguna posibilidad de reconciliación.
Aquella nueva perspectiva asustaba a Lali. Por primera vez, tenía miedo de que Peter la hubiera utilizado solo para vengarse de Candela. Sabía que, por naturaleza, Peter era un hombre testarudo y volátil. ¿Qué pasaría con ella si su marido descubría un día que todavía seguía enamorado de su antigua prometida? Además, Peter no amaba a Lali. Su matrimonio no sobreviviría si seguía teniendo sentimientos por otra mujer.
Después de la tarde que había tenido que soportar, le resultaba imposible tener muchas esperanzas sobre su matrimonio. Decidió que necesitaba buscar un trabajo, mostrar cierta independencia. Alice creía que era una cazafortunas e incluso el propio Peter había sugerido que tenía que hacerse una vida propia. Tal vez por eso le había contratado una niñera para que cuidara de Tomas. Si su matrimonio se derrumbaba, le iría mucho mejor con un trabajo.
Peter la llamaba todos los días, y algunas veces dos veces al día. Lali solo vivía para aquellas llamadas. En la cama lo echaba de menos a su lado y a menudo contaba las horas que faltaban para que regresara. Además, no le dijo nada de las clases de italiano que había empezado a tomar ni de que se había apuntado a un par de agencias para buscar un empleo.
La tarde en que Peter llegaba, Lali fue al aeropuerto para recibirlo. Tomó la decisión en el último momento. Como la limusina ya había salido para ir a recogerlo, tuvo que ir en taxi. Desgraciadamente, había muchos atascos en el camino al aeropuerto, por lo que tuvo que correr cuando llegó a la terminal para llegar al vestíbulo de llegadas. Cuando vio a su marido, el corazón le dio un vuelco de alegría. Entonces, de repente, surgió Candela.
Lali se detuvo en seco al ver que la hermosa rubia hacía todo lo posible por interceptar a Peter y llamar su atención. Ella decidió permanecer en un
segundo plano, destrozada por la repentina aparición de la modelo. Llegó a la conclusión de que aquel encuentro no había podido ser por casualidad.
Maass
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