Friday, November 27, 2015

capitulo 54 y 55

Con los ojos llenos de lágrimas, Lali salió de la habitación y buscó la salida de emergencia para no tropezarse con él en el ascensor.
Peter volvía silbando a la habitación, pensando en lo hermosa que estaría Lali desnuda sobre la cama, y llamó a la puerta con los nudillos. Estaba seguro de que ella saltaría de la cama para recibirlo. Después de todo, iba con un regalo.., un regalo que les permitiría hacer el amor durante toda la noche.
Esa idea 1 hizo sonreír. Y siguió silbando mientras esperaba.
Y esperaba.
Quizá se había quedado dormida, pensó entonces. Volvió a llamar y puso la oreja en la puerta.
Muy bien, se había quedado dormida. Ningún problema. Entraría por su habitación, se metería en la cama con ella y la despertaría besando su cuerpo desnudo...
O a lo mejor estaba tomando un baño. Y en ese caso, se desnudaría y se metería en la bañera con ella. Aquel hotel tenía unas bañeras estupendas, con gran potencial erótico para dos amantes.
Pero cuando entró en la habitación Lali no estaba en la cama y no oía el grifo en el cuarto de baño. Seguramente estaría reposando, con los ojos cerrados, dejándose envolver por el agua jabonosa...
Peter sacó un preservativo de la caja. «Siempre preparado», pensó, recordando el lema de los boy scout.
Pero cuando entró en el cuarto de baño las luces estaban apagadas. Y allí no había nadie.
Buscó por toda la suite, pero no había señales de Lali. Las habitaciones no eran tan grandes y no creía que se hubiera escondido en un armario o debajo de la cama... Pero por si acaso miró en ambos sitios. No, Lali no estaba allí.
A lo mejor había bajado para encontrarse con él en la tienda y se habían cruzado en el camino.
Seguramente era eso, pensó, guardando el preservativo en el bolsillo de la chaqueta y abriendo el minibar. No quería estar deshidratado cuando ella volviera.
Lali lo excitaba como nadie. No era sólo su largo pelo negro, ni el carmín rojo que solía usar. No sólo cómo se movía o su precios cuerpo, que podría tentar a un santo. No, era mucho más que eso, aunque no pudiera definirlo con palabras.
Lo hacía sentir bien consigo mismo, excitado y feliz, cómodo, aceptado, a salvo. Cuando Lali estaba con él, se sentía mejor.
Estaba deseando que llegara a su casa cada día, pero era algo más que su capacidad como ayudante personal, más que su competencia profesional.
Podría haber contratado a cualquiera para contestar al teléfono o para encargarse de la correspondencia. Lali era excepcionalmente buena haciendo todo eso, pero también era algo más. Dudaba que otra mujer lo mantuviera despierto por las noches. Dudaba que ninguna otra mujer le hubiera hecho plantearse olvidar su regla de oro: no mantener una relación seria con nadie.
Y quería estar con ella. Pero no sabía qué hacer, excepto seguir adelante hasta que encontrase la solución.
Después de tomar un trago de agua, buscó en la nevera algo más fuerte... una botellita de ginebra, que mezcló con un poco de tónica.
Estaba en su cuarto viaje al minibar, tomando un whisky, cuando se percató de que Lali llevaba fuera media hora ¿Dónde demonios estaba?
La tienda estaba a punto de cerrar cuando él bajó, de modo que no podía estar comprando. No entendía dónde podía haber ido sin dejar una nota...
¡Una nota! No se le había ocurrido hasta ese momento.
Peter volvió a su habitación, pero allí no había nada. Y tampoco había nada en el cuarto de baño.
Pero entonces descubrió algo. En el armario no estaba su maleta. No se había percatado al abrirlo la primera vez. Su ropa había desaparecido.
Cuando abrió los cajones de la mesilla descubrió que allí tampoco había nada.
Se había ido. Lali se había ido sin decirle adiós.
¿Por qué? ¿Por qué se había marchado después de hacer el amor con él? ¿Dónde podía haber ido, a otro hotel? ¿Habría vuelto a Georgetown? No sabía cómo encontrarla.

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