Sunday, November 29, 2015

capitulo 9

Peter le dio una taza de café y un trozo de pan con queso. El comió de pie, con los movimientos rápidos de un hombre que tiene prisa.
Cuando Peter la subió sobre la yegua, Lali se dijo a sí misma que solo le quedaban un par de horas, pero el camino se convirtió en una tortura.
-¿Por qué nos hemos parado? -preguntó cuando la yegua se paró inesperadamente.
Peter la bajó de la silla y, durante unos segundos, estuvo en contacto con aquel soberbio cuerpo masculino. Cuando la dejaba en el suelo; sus pechos rozaron el torso de Peter y sus pezones se endurecieron. Lali tuvo que ahogar un suspiro.
El la obligó a darse la vuelta y Lali abrió los ojos como platos. Frente a ella había una casucha hecha de adobe. Una verja de madera rota por todas partes acentuaba el aire de pobreza y abandono.
-¿Dónde estamos? -preguntó, atónita.
-Este es el rancho de Nicolas, señora -contestó Peter, mirándola con frialdad-. Espero que disfrute de su estancia.
-¿Esto... esto es el rancho de Nicolas? -preguntó Lali, incrédula.
-Supongo que habría esperado algo mucho más lujoso -contestó él. Lali se sintió avergonzada. El pobre anciano había debido perder su fortuna en los últimos cinco años y estaba atravesando un mal momento. Su compasivo corazón sangraba por el y entendía por que Peter habia insistido en que Marianela fuera a visitarlo-. Esta hurnilde casa es una sorpresa para usted, ¿verdad? Los dos sabemos que no se habría molestado en hacer este viaje si no hubiera imaginado que merecería la pena venir a visitar a un moribundo -dijo entonces Peter con aspereza.
Confundida, Lali miró a su autoritario y sombrio companero.
-¿De qué esta hablando? Quiero ver a Nicolas...
Peter soltó una carcajada.
-Afortunadamente para él, Nicolas no esta ahí dentro.
-¿Quiere decir que está en el hospital?
-Sólo los enfermos van al hospital y Nicolas no está enfermo.
Un hombre de piel oscura apareció entonces por detrás de la casa. -¿Quién es ese hombre?
-Mateo trabaja para mí -contestó Peter, saludando a su empleado. Los dos hombres intercambiaron unas palabras y después Mateo desapareció sin ni siquiera mirar a Lali-. Nicolas no está en su lecho de muerte -dijo entonces Peter, abriendo la puerta de la casucha-. Está trabajando a muchos kilómetros de aquí y no tiene ni idea de que usted ha venido a Guatemala.
-No lo entiendo...
-Ya imagino -la interrumpió Peter, haciendo un gesto para que entrase en la casa, cuyo interior contenfa un par de muebles decrépitos-. Pensaba que iba a enriquecerse a expensas de Nicolas, ¿no es así?
-No sé de que esta hablando -protestó Lali.
-Entonces escuche y se enterara. Fue decisión mía traerla aquí y aquí se quedara hasta que decida que puede marcharse.
Lali se dejó caer sobre una silla de madera, perpleja.
-Nicolas no esta en su casa. No está enfermo... y usted dice que piensa retenerme aquí. Creo que no he entendido bien...

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