Friday, November 20, 2015

capitulo 89

—¿Es que acaso no tengo derecho de estar en desacuerdo contigo?
—No cuando yo sé más que tú. No pienso permitir que tires por el suelo el nombre de los Lanzani solo porque quieres trabajar de recepcionista.
—Pongamos las cosas en claro —dijo Lali, lívida—. Si yo fuera cirujano o algo importante, mostrarías una actitud diferente. Sin embargo, como solo soy capaz de hacer un trabajo que tú consideras sin importancia, tengo que quedarme en casa para salvaguardar tu dignidad.
—Dado que no eres cirujano, no creo que tengamos que hablar de ese aspecto. Vamos, ponte algo más alegre y vayámonos a las carreras.
—No.
—Sé sensata. Yo trabajo muchas horas. Cuando estoy libre, quiero que...
—¿Te ha dicho alguien alguna vez que puedes ser muy dominante? Te he dicho que si quiero trabajar, trabajaré.
—¿Es esa tu última palabra?
Lali asintió. Peter la contempló con una falta de satisfacción que hizo que ella cayera presa del pánico. Entonces, su marido giró sobre sus talones y empezó a subir las escaleras.
Una hora más tarde, mientras Lali esperaba su turno con las demás solicitantes, empezó a preguntarse exactamente lo que estaba haciendo allí. ¿Quería dejar a su hijo al cuidado exclusivo de la niñera? ¿Iba a dejar también sus clases de italiano? Tal vez debería ocuparse más de dirigir su casa, dado que Peter tenía una vida social muy agitada. De hecho, aquella misma noche tenían una fiesta.
Tras suprimir un suspiro, Lali decidió que no había razón alguna en pasar por una entrevista para un trabajo que ni siquiera quería. Solo el orgullo la había impulsado a buscar para que no se la considerara una cazafortunas.
Cuando llegó a casa, se sintió muy desilusionada al saber que Peter había vuelto a su despacho. A las tres, fue a la peluquería. Sly, que hacía tiempo que sabía que Lali no era italiana, siempre atendía a la joven personalmente.
—He oído que Candela no ha conseguido un contrato muy importante para una firma de cosméticos —le dijo Sly, mientras empezaba a recortarle el cabello—. Pero tiene que aceptar que los años no pasan en balde...
—¿Cuántos años tiene?
—Tiene que tener más de treinta —susurró Sly, como si la información fuera confidencial—. Se dice que es muy difícil trabajar con ella. Muchas personas del mundo de la moda no la aprecian. Eso le hace a una pensar si los rumores más jugosos que circulan por ahí serán verdad.
—¿Rumores? —preguntó Lali, sin poder evitarlo. —Las grandes empresas de cosméticos son muy cuidadosas con su imagen y esperan que la
modelo que seleccionan tenga una reputación limpia y Candela... Bueno, he oído que... Oh, perdóname.

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