Sunday, November 29, 2015

capitulo 6

Lali se puso colorada-. Está tan bien como cabe esperar en sus circunstancias.
Peter subió a su caballo de un salto. Se movía como si formara parte del semental, mientras Lali estaba tan tensa que le dolían todos los músculos.
-¡No vaya tan rápido! -gritó cuando los caballos empezaron a galopar.
-¿Qué pasa?
-Si me rompo una pierna, no le serviré de nada a Nicolas.
-Pronto se hará de noche y...
-Me estoy asfixiando con este poncho -lo interrumpió ella, agobiada. -Siento mucho que esta forma de viajar no sea de su gusto, señora.
-Llámeme Lali. Llamarme «señora» con tan mala educación es ridículo -le espetó ella, furiosa. Peter la miró como si quisiera matarla-. Sé que no le gusto y no soporto la hipocresía.
-Se llama Marianela, ¿por qué voy a llamarla Lali? -preguntó él entonces.
Lali apartó la mirada, molesta por su propio despiste. Afortunadamente, sus padres las habían llamado Marianela y Mariana.
-La mayoría de la gente me llama Lali.
-Lali -pronunció el lentamente, antes que clavar los talones en el semental.
Lali intentó no caerse de la yegua mientras. Seguían galopando por aquel camino polvoriento.
El paisaje era irreal. El cielo y la hierba... y el calor, como un ente físico golpeándola sin remordimientos. No había casas, ni gente, ni siquiera el ganado que había esperado. Cuando vio una colina con palmeras, estuvo a punto de lanzar el sombrero al aire. Pero no le quedaba energía. Ni siquiera sabía la hora que era, pero apartarse el poncho y levantar el brazo le parecía un esfuerzo imposible.
-Necesito beber algo -dijo por fin, con la boca seca.
-Hay una cantimplora colgada en su silla dijo Peter, sin mirarla-. Pero no beba demasiado o se pondrá enferma.
-Tendrá que, darmela usted. Si miro hacia abajo, me mareo.
Peter obligo a su caballo a cruzarse con la yegua para que se detuviera y, con una habilidad que la dejó sorprendida, saltó del semental y desató la cantimplora con una mano.
-Una vez vi a un cosaco hacer eso en el circo.
-Yo no aprendí a montar en un circo, señora -replicó él, ofendido.
-Era un cumplido -murmuro Lali, antes de llevarse la cantimplora a la boca. -Ya es suficiente.
Lali le devolvió la cantimplora y se seco los labios con una mano temblorosa. En realidad, le temblaba todo el cuerpo y estaba muy pálida.
Con una imprecación en español, Peter la tomó por la cintura. -¿Pero que haré...?

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