Saturday, November 28, 2015

capitulo 66

Lali tragó saliva.
—Yo pienso lo mismo.
—Pues díselo —sonrió Gaston—. Tú puedes convencerlo.
Tres días. Tres días sin Lali y no podía ni dormir, ni comer, ni cambiarse de ropa. No se había duchado en tres días, no se había afeitado y apenas había tocado la caja de coca—colas que ella siempre guardaba en la nevera para él.
En cuanto volvió a casa de la discoteca, en lugar de seguir el consejo de Gaston y dormir la mañana, se quitó la ropa y se puso trabajar en su nuevo programa informático.
Había trabajado durante horas, pero nada parecía ir como esperaba. Las ideas eran lentas, los códigos difíciles de descifrar y las soluciones imposibles. No podía dejar de pensar en Lali y en cuánto la echaba de menos. En lo que podría haber sido...
Sin ella, la casa parecía más grande, más vacía, con paredes desnudas y habitaciones lúgubres. Y todo estaba a oscuras porque ni siquiera se había molestado en encender la luz.
El teléfono sonaba, pero Peter no se molestaba en contestar En aquel momento no quería hablar con nadie excepto con Lali y dudaba que ella estuviera dispuesta a llamarlo.
Gaston le había dicho que debía pensarlo, decidir qué quería hacer con su vida. Desde entonces, lo único que había hecho era pensar, pero seguía sin tener una respuesta.
Sabía lo que quería, pero sólo en líneas generales: a Lali.
Quería que volviese a trabajar para él, quería que todo fuera como antes. Quería volver a acostarse con ella. Pero se daba cuenta de que había perdido el tren. No podía decirle: «Mira, ¿qué tal si eres mi amante y mi ayudante a la vez, pero sin ataduras emocionales?».


Sospechaba que eso no le caería nada bien.
Y si era sincero, tampoco estaba seguro de que eso fuera lo que él quería. Seguía pensando que no era buena idea mezclar los negocios con el placer.
Su padre había sido un fracaso como hombre de familia, pero empezaba a preguntarse si existía una posibilidad, por pequeña que fuera, de que él no hubiera heredado esos genes. Intentarlo y fracasar era mejor que no intentarlo en absoluto.
Especialmente si eso marcaba la diferencia entre tener a Lali en su vida o no tenerla en absoluto.
Porque no tenerla sería insoportable.
Imaginaba su vida en diez años, sin Lali, y lo único que veía era oscuridad y tristeza.
Bueno, podría ser rico y famoso por sus diseños de software, pero estaría solo y viviría como un anacoreta.
Sus ayudantes serían estudiantes universitarios con granos en la cara y no se quedarían el tiempo suficiente como para que recordase sus nombres.
Las mujeres tontearían con él, pero ninguna de ellas le interesaría como Lali. Y sabía con certeza que ninguna otra lo afectaría como ella, que ninguna podría tocarlo ni física ni espiritualmente como lo había tocado Lali.
Entonces, ¿qué iba a hacer?, le preguntó una vocecita.
Buena pregunta.
Aún no había encontrado la respuesta, pero tenía tiempo para pensar.
Lali estaba frente a la puerta de la casa de Peter, respirando profundamente, concentrándose para no hiperventilar.
No quería estar allí. Había esperado que le enviara sus cosas para no tener que volver a verlo...
No, eso no era verdad. Deseaba verlo todos los días.., por no hablar de tocarlo, besarlo, oír su voz.
Lo echaba tanto de menos.., y sólo habían estado separados una semana.
Su estómago dio un vuelco y tuvo que apretar los dientes para no vomitar. Estaba nerviosa. Había ido a buscar sus cosas, pero sólo porque el plan A no había funcionado.
Gaston era el plan A. Y no había podido olvidar lo que le dijo que luchara en lugar de rendirse.
De modo que allí estaba, preparándose para enfrentarse con Peter y poner las cartas sobre la mesa. Se le rompería el corazón si él le decía que no, pero estaba dispuesta a arriesgarse. Aunque las posibilidades fueran mínimas, tenía que estar segura.
Tragando saliva, levantó la mano para llamar a la puerta. Seguía teniendo la llave, pero no le parecía adecuado usarla ahora que ya no trabajaba para él.

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