Tuesday, November 24, 2015

capitulo 25

Iba descalzo, con un par de vaqueros arrugados. Tan arrugados como la camiseta blanca. Daba la impresión de haber dormido con la ropa puesta.
—Lali —repitió él, suspirando y pasándose las dos manos por el pelo—. Llevo todo el día esperándote —dijo entonces, como si no supiera que eran las nueve de la mañana—. He llamado a tu casa una docena de veces. Incluso fui a buscarte... ¿Dónde demonios has estado?
Ella abrió la boca para decirle que no era asunto suyo, pero entonces Peter negó con la cabeza.
—Da igual. Tenemos que hablar.
—¿De qué?
—Lali... —empezó a decir Peter, apoyando los codos en las rodillas.
Pero ella no quería hablar. No quería que dijera que los dos habían perdido el juicio, no quería que le dijera que eran jefe y empleada, que no sentía nada por ella.
—Peter —lo interrumpió, sin mirarlo a la cara—.. Sé lo que vas a decir y estoy completamente de acuerdo. Lo que pasó la otra noche fue un error. El apagón nos pilló por sorpresa y tú... te pusiste muy nervioso. No debería haber pasado nada y estoy segura de que no volverá a pasar. Así que lo mejor es olvidarlo y seguir adelante.
Peter se quedó un momento estudiándola. La piel de alabastro, la ojos negros, los labios brillantes... Tenía un lunar sobre el labio superior que siempre había querido besar.
«Eso lo dirás tú.
Lali parecía creer que el encuentro había sido algo fortuito, inapropiado, debido sólo al apagón. Lo que no sabía era que Lali había fantaseado con hacer el amor con ella durante mucho tiempo.
Sí, el apagón había sido el causante de algo que no pudo controlar, que seguramente no habría ocurrido en otras circunstancias, eso era—cierto. —Pero él no pensaba olvidarlo. Sería imposible.
Era un alivio saber que ella estaba preparada para olvidar el incidente y que no esperaba más de lo que él estaba dispuesto a dar. Pero había estado todo el fin de semana intentando hablar con ella. Y tenían que hablar —Puede que sea más fácil decirlo que hacerlo.
—¿Qué quieres decir?
—No sé si tomas la píldora —suspiró Peter.
Lali se puso tensa y, de inmediato, cruzó los brazos bajo el pecho. Su pecho... ese pecho que él había tocado y besado unas noches antes. Peter tuvo que cambiar de posición en la silla, incómodo.
Lali cruzó las piernas y movió un pie antes de hablar:
—Ya ti qué te importa?

4 comments: