Wednesday, November 25, 2015

capitulo 36

—Muy bien. Pero tengo que encontrar a alguien que cuide de mi gata.
—Ah, es verdad. ¿Cómo se llama, Moca?
—Coco —contestó Lali, sorprendida de que recordara un detalle de su vida privada.
—Coco —repitió él, con una sonrisa en los labios—. Tendrás que presentármela algún día.
—No puedo dejarla sola en casa y no sé si mis amigos podrán ocuparse de ella.
—Qué tal si contratas a una persona para que la cuide?
—Pero tendría que ir a mi casa. No pienso dejar a Coco en un albergue para animales, me niego. La pobre sólo ha salido de mi casa para ir al veterinario.
—Ah, ya veo que eres muy protectora. ¿Te importaría que fuera un chico?
—Eh?
—Te importaría que un chico cuidara de tu gata?
—¿Qué chico?
—Conozco a uno... si no encuentras a nadie, dímelo y hablaré con él.
—Muy bien —dijo Lali.
Le sorprendía que tuviera tanto interés por llevarla a Nueva York. Incluso estaba dispuesto a hablar con un amigo para que cuidarse de su gata...
Peter volvió a su despacho, dejándola sola y perpleja. La vida no volvería a ser tan sencilla como antes; pensó, con tristeza.
Peter le había asegurado que era un viaje de trabajo y, de ese modo, se quedaba más tranquila, pero le dolía que aquel encuentro amoroso en el ascensor hubiera sido tan poco importante para él.
Aunque era lo más lógico. En realidad, era lo que había deseado que ocurriera, que una indiscreción no diese al traste con su trabajo y su amistad con Peter Lanzani.
No podía estar más contenta, se dijo. Había conseguido todo lo que quería.
Pero por alguna razón, la voz de su padre sonaba en su cabeza, advirtiéndole: «ten cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad».

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