Saturday, November 28, 2015

capitulo 67

Esperó y esperó, pero nadie abrió la puerta, de modo que volvió a llamar al timbre.
Entonces oyó pasos en la escalera. Peter abrió la puerta, con un traje azul y una corbata amarilla. Sus zapatos estaban limpios, brillantes, el pelo correctamente peinado. Lali se quedó sin palabras.
—Lali.
El nombre salió de sus labios como un suspiro, sin aliento, seguramente porque había bajado la escalera corriendo.
—Peter, yo... he venido a buscar mis cosas. ¡Cobarde! Se dijo a sí misma. «No ibas a decir eso».
Pero él dio un paso atrás. —Entra, por favor. Me alegro de verte. En realidad, había pensado ir a la discoteca de Gaston para hablar contigo. Parece que me has ahorrado el viaje...
—Ah, ya.
—Perdona, no quería decir eso —se disculpó Peter—. Lo que quiero decir... es que debemos estar pensando lo mismo porque yo iba hacia allí en este momento.
Aquél era el Peter que conocía, siempre cordial, siempre considerado. El traje la había dejado un poco sorprendida, pero el pelo, los ojos, los labios, la mandíbula, todo eso le resultaba tiernamente familiar.
—Tus cosas están donde las dejaste —dijo él, cerrando la puerta—. Esperaba que volvieras a trabajar conmigo, la verdad. —En realidad, no he venido por mis cosas —se atrevió a decir Lali entonces.
—¿No?
—No. Quería que hablásemos... de nosotros.
Lali vio que él suspiraba profundamente y pensó que aquello iba mal. Peter no había cambiado de opinión. No quería que volviera con él... o si quería, era sólo como ayudante.
Pero entonces él tomó su mano y la llevó al despacho.
—Espera un momento. Vuelvo enseguida. Lali se quedó esperando, sin saber qué. Peter subió la escalera corriendo y volvió unos minutos después con un maletín de piel marrón en la mano.
—Siéntate —le ordenó, dejando el maletín sobre la mesa.
—No hace falta que me siente —replicó ella, un poco molesta—. Pero tengo algo que decirte...
—Yo también tengo algo que decirte.
Seguramente quería pedirle que volviera a trabajar para él, pero no podía hacer eso.
—Por favor, deja que hable yo primero.
Tenía que decírselo antes de que explotase. Además, si Peter le pedía que volviera a ser su secretaria se llevaría tal desilusión...
—Dime.
—Siento mucho haber salido corriendo en Nueva York. No quería disgustarte, pero es que no podía controlar lo que me estaba pasando y... tuve que marcharme.
Lali puso una mano sobre la de Peter y el calor de su piel la consoló más de lo que había esperado.
—El hecho es que siento algo por ti. Seguramente tú ya sabrás eso, claro, pero debes saber que he sentido esto durante dos años, desde que empecé a trabajar para ti.
El miedo hizo que Peter abriera mucho los ojos.
—Espera, espera! No digas nada más. Entonces se levantó y empezó a buscar unos papeles dentro del maletín. Lali estaba a punto de decirle que lo quería, estaba seguro. Y aunque él quería oír esas palabras más que cualquier otra cosa en el mundo, tenía que ser él quien las dijera primero. Había luchado durante tanto tiempo, le había dado tantas vueltas hasta descubrir la verdad que quería que supiera lo que sentía antes de que ella dijera nada.
Cuando encontró lo que buscaba, se volvió hacia Lali, que estaba completamente perpleja.
—Soy yo el que debería pedir disculpas. Tú has sido tan buena conmigo... siempre lo has sido. Y aunque te resulte difícil creerlo, significas para mí mucho más de lo que crees.
—Pero...
—Eres una secretaria estupenda y haría lo que fuera por tenerte de nuevo conmigo, pero hay algo que me importa mucho más que tu capacidad como secretaria —siguió Peter, apartando el pelo de su frente con una mano—. Quiero que estés conmigo, Lali. Quédate conmigo, vive conmigo, cásate conmigo... quiéreme.
—Ella parpadeó, incrédula. Y Peter tuvo miedo. Sabía que no iba a ser fácil, sabía que dudaría de él después de haberle dicho que no pensaba casarse nunca.
——Escúchame, por favor —dijo, apretando su mano—. Cuando volví a la habitación y descubrí que te habías ido, no sabía qué pensar. Para mí todo iba estupendamente. Podríamos ser amantes, sin compromisos, pasarlo bien sin que significara nada más... Pero cuando me di cuenta de que te habías ido de verdad, que no pensabas volver.., entonces supe que necesitaba algo más.
Peter bajó la mirada un momento, inseguro.
—Fue uno de esos momentos que cambian tu vida —admitió——. Y entonces supe que debía tomar una decisión o arriesgarme a perderte para siempre. No quiero perderte, Lali. Te amo.

2 comments: