Sunday, November 29, 2015

capitulo 8

-Un jaguar. Cazan de noche.
Ella se acercó un poco más al fuego, temblando. Peter le dio una taza de café que Lali tomó con manos temblorosas.
-¿A qué hora llegaremos al rancho de Nicolas?
A la luz de la hoguera, las facciones de Peter eran aún más atractivas. -Temprano.
-Supongo que si yo hubiera sabido montar a caballo, ya habríamos llegado -dijo Lali, intentando hacer las paces con él. Quizá Peter la despreciaba, pero había sido él quien envió los billetes de avión. No parecía un hombre rico, pero aquel había sido un gesto generoso. Sin duda, Nicolas tenía un vecino amable y considerado que se preocupaba mucho por él. Podía odiarlo y podían dolerle todos los huesos del cuerpo, pero los motivos por los que prácticamente le había exigido a Marianela que fuera a visitar a su suegro eran respetables.
Peter le pasó un trozo de pan con queso que Lali comió con sorprendente apetito.
Despues de comer, sintió que el silencio pesaba sobre ella.
-Quizá podría hablarme de Nicolas -dijo, con una sonrisa de ánimo.
-Entenderá la situación cuando lleguemos a su casa -murmuró él, sin mirarla.
Era de noche y estaba a solas con un extraño en un país que no conocía, pero Lali se decía a sí misma que no debía tener miedo.
Su madre la había educado advirtiéndola constantemente contra los hombres. Lali tenía siete años cuando su padre conoció a una mujer más joven y pidió el divorcio. Su madre cambió por completo desde entonces. Se había vuelto una mujer amargada y rencorosa. Marianela se había ido a vivir con su padre y ella se quedó con su madre. Al final, Mariano y Emilia  habían dividido a las niñas como habían repartido todo lo demás.
Marianela se había ido a vivir a Escocia, donde su padre había abierto un negocio. Les habían prometido que se visitarían a menudo,pero no fue así. Y, amargada a causa de la deserción de su marido por una mujer más joven, Emilia se había aferrado a la hija que le quedaba de forma exageradamente protectora. Un romance posterior en el que su madre volvió a ser traicionada habia hecho que odiase a los hombres. Y la adolescencia de Lali fue envenenada por aquel odio. Las prohibiciones de todo tipo habían impedido que pudiera salir con sus amigos.
Cuando cumplió una edad en la que podría haber exigido libertad, su madre se había puesto enferma y Lali iba del trabajo a casa y de casa al trabajo. Cuando intentaba salir en alguna ocasión, tenía que enfrentarse con llantos histericos y amenazas de suicidio.
Pero su hermana había sufrido mucho más viviendo con su padre. Su madre al menos la había querido. Pero cuando el negocio de su padre falló y su novia lo abandonó, Mariano se había convertido en un alcohólico, siempre con deudas e incapaz de conservar un puesto de trabajo. Su hermana lo había pasado muy mal.
Envolviéndose en la manta, Lali volvió a tumbarse y se quedó mirando las estrellas. Podría soportar el frío antagonismo de Peter durante unas horas. Daba igual, se decía.
Ella estaba allí para ver a Nicolas y en lugar de sentirse amenazada por to diferente y extraño de Guatemala, debería estar aprovechando la oportunidad de disfrutar lo que pudiera de la experiencia.
Le dolían todos los músculos del cuerpo cuando intentó levantarse a la mañana siguiente. Y el duro suelo no había hecho nada para aliviar las agujetas. Dolorida por todas partes, Lali aceptó la cantimplora de agua que Peter le ofrecía y se acercó al riachuelo para arreglarse un poco.
Apenas podía caminar y, temblando violentamente, se cubrió con el poncho.

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