Monday, November 30, 2015

capitulo 14

A pesar de sus esfuerzos, había llegado a los veintidós años sin un sólo momento de tentación. Y el hombre más odioso de Guatemala que, desgraciadamente, poseía un rostro y unas técnicas de seducción admirables, se había aprovechado de ella. Lali tembló recordando los brazos del hombre, la forma en la que había chupado su dedo...
Tenía que llamar a Marianela, pero no había teléfono en la habitación.
Lali saltó de la cama con las piernas temblorosas y entró en el cuarto de bano para darse una ducha. Despues, estudió su imagen en el espejo y suspiró al comprobar que estaba demacrada. Llevaba un camisón de seda color verde menta. Era precioso, como todo to que habia llevado a Guatemala de su hermana. La tela moldeaba cada una de sus curvas y era bien diferente de las camisetas de algodón que ella solía usar para dormitorio.
El esfuerzo de ducharse y lavarse el pelo la había dejado agotada de nuevo. Lali se dirigió hacia la ventana del dormitorio y al ver el paisaje, su corazón se encogió. Frente a ella, colinas cubiertas de hierba y un hermoso paisaje tropical. Aquello no tenía nada que ver con la casucha de Nicolas. ¿Dónde estaba entonces?
-Bienvenida al sitio más aburrido de la tierra -escuchó una voz femenina tras ella. Lali se dio la vuelta tan rápido que casi se mareó. En la puerta, una chica morena la miraba sonriente. Era muy guapa y parecía ir vestida para una fiesta-. La Hacienda de Oro. El sumo de los arqueólogos, pero el ataúd para una chica como yo.
-¿Cómo?
-Soy Euguenia, la hermana de Peter. ¿Te gusta mi vestido?
Lali asintió. La joven parecía una modelo. O una de esas chicas de la alta sociedad que solían salir en los periódicos. Una existencia tan diferente de la suya que Lali sólo podia mirar a Euguenia  como si fuera una aparición. -Hablas muy bien inglés.
-¿Dónde crees que me educaron? -rió la joven.
Seguramente en un colegio inglés, pensó Lali. Como todas las niñas ricas del mundo. -¿Dónde estoy?
-En Peten.
-¿Y cómo he llegado aquí?
-Peter te trajo en avioneta.
-¿En avioneta? -preguntó Lali, incrédula.
-No sabes quien es mi hermano, ¿verdad? -suspiró Euguenia, mirando al techo con gesto dramático-. Espera un momento...
-Euguenia... ¿puedo usar el teléfono? -preguntó Lali antes de que la joven desapareciera.
-No sé por que no tienes uno al lado de la cama. Puede que seas una buscavidas, pero quitarte el teléfono es una canallada. Yo me moriría sin teléfono.
Lali se quedo pálida.
-¿Ya sabes...? Quiero decir...
Euguenia se encogió de hombros.
-Me han contado lo que hiciste. Y es horrible. Nicolas es un hombre encantador.
-Pero...
Avergonzada, Lali se dejó caer sobre la cama. Unos minutos después, Euguenia reaparecio con una revista.

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