capitulo 39

—Sí, claro, claro —sonrió Gas—. Ya te he dicho que me pondré a ver la televisión con ella.
Lali sonrió también.
—Coco, cielo... ¿No quieres salir para conocer a Gas antes de que mamá se vaya?
Gas miró a Peter con una ceja levantada y éste le dio un codazo para que se comportase.
Además, no le sorprendía que Lali tratase a su gata como si fuera un niño como no le sorprendería que fuera la mejor madre del mundo cuando decidiera tener hijos. Sus hijos y su familia serían lo más importante para ella.
Peter habría deseado tener una madre así. La suya lo había intentado y estaba seguro de que lo quería, pero siempre se había sentido como un estorbo. Y nunca fue una prioridad en la vida de su padre. Le dedicaba tan poco tiempo como si no existiera.
Peter sacudió la cabeza, irritado consigo mismo por esos pensamientos. Era absurdo recordar el pasado.
Lali metió la cabeza debajo de la cama y cuando se incorporó tenía una bolita de pelo en las manos. La gata parecía enfadada, pero dejó que Gas la acariciase. Y su amigo parecía encantado. Cinco minutos después, quedó claro que Gas y Coco se habían hecho amigos.
Lali echó una mirada por la casa para comprobar que todo estaba en orden y luego se reunió con Peter.
—Muy bien, ya podemos irnos.
—Que lo paséis bien —sonrió Gas.
—Si necesitas algo, llámame al móvil.
—Lo haré.
Una vez en el coche, en dirección al aeropuerto, Peter se fijó en su elegante traje de chaqueta. Estaba tan guapa. William Dawson se quedaría impresionado.
—Espero que Gas te parezca una buena niñera para tu gata.
—Sí, claro que sí. Es un seductor, pero seguro que acaba enamorándose de Coco.
—Sí, supongo que tienes razón —rió Peter. Gas solía pasar por su casa con cualquier excusa desde que Lali trabajaba allí. Tonteaba con ella, pero Lali nunca le había prestado atención. Quizá porque, aunque su amigo era guapo, él tampoco era el jorobado de Nótre Dame.
Peter dejó escapar un suspiro. Gas estaba en lo cierto sobre sus razones para querer que Lali lo acompañara en aquel viaje. Quería volver a hacer el amor con ella. No podía olvidar aquella noche en el ascensor y, si tenía la menor oportunidad, haría lo posible por llevarla a su cama.
Pero si Lali dejaba claro que no quería saber nada de él, al menos en ese sentido, tendría que aguantarse. Y seguramente sería lo mejor.