Sunday, November 22, 2015

capitulo 7

Peter soltó una carcajada. Otra de las razones por las que la había contratado era su sentido del humor. Un poco ácido a veces, pero siempre estupendo.
—Recuérdame que tome una copa antes de ver las facturas. Mientras tanto, ¿qué tal si me enseñas lo que has comprado? Venga, póntelo y date una vueltecita para que te vea.
—No, de eso nada.
—Venga, quiero ver lo que he comprado.
Lali se lo pensó un momento. Lo último que le apetecía era ir a esa cena benéfica con él, pero —lo supiera él o no— se había gastado una considerable cantidad de dinero y si quería ver lo que había comprado, seguramente tenía derecho a ello.
—No sé...
—Puedes cambiarte en mi dormitorio. Tengo que ver el vestido, así sabré de qué color debe ser el prendedor de flores.
—Un prendedor? Peter, esto no es el baile del instituto.
El sonrió, con esa sonrisa que hacía que le temblasen las rodillas.
—Una pena. El baile sería más soportable. Luego se dio la vuelta y subió a su dormitorio con las bolsas. Una vez allí, se frotó las manos, guiñándole un ojo mientras salía al pasillo.
—Grita cuando estés lista. Estaré en el despacho.
La puerta se cerró y Lali se quedó a solas
— con la cama de Peter, con el edredón de Peter, con las sábanas de Peter... con las sábanas revueltas de Peter.
Lali tuvo que contenerse para no lanzarse sobre la cama y respirar su olor en aquellas sábanas de algodón egipcio. Sabía que lo eran porque ella misma las había comprado.
Patético, pensó. ¿Qué mujer de veintinueve años se pasa la vida soñando con su jefe? Un hombre que no la miraba dos veces... al menos no como un hombre debería mirar a una mujer.
Aparte de tumbarse sobre el escritorio y gritar: «Tómame, soy tuya», Lali había hecho de todo para llamar su atención. Desde que empezó a trabajar para él dos años antes, intentaba hacerle saber que estaba interesada de todas las maneras posibles. Se ponía faldas cortas, blusas con un poco de escote... Había probado con una docena de perfumes intentando encontrar el que despertara su interés. Se había presentado con el pelo suelto, con coleta, con moño, con el pelo corto, largo, rizado, liso...
Se acercaba mucho cuando hablaban e inventaba excusas para interrumpirlo cuando estaba trabajando, pero nada de eso funcionó. Y por fin decidió rendirse. Una chica sólo podía humillarse hasta cierto punto y el momento llegó el día que entró en casa y encontró a una mujer medio desnuda saliendo de su habitación. Su teoría de que Peter era homosexual había quedado hecha trizas y juró en ese momento no volver a intentar nada con él.

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