Thursday, November 26, 2015

capitulo 40

Pero sería Lali quien tuviera que pararlo porque él no iba a poder hacerlo. La deseaba demasiado. Estaba convirtiéndose en una obsesión.
Lali se giró un poco en el asiento del avión, apoyándose en la ventanilla para mirar a Peter, que estaba encendiendo su ordenador portátil. Su torso y su estómago plano, marcados bajo la camisa, hacían que se le quedara la boca seca.
Y, no por primera vez, deseó haber dicho que no a aquel viaje. Tener que estar con él veinticuatro horas al día...
Sentada a su lado en el coche mientras iban al aeropuerto se había sentido como una sardina enlatada. Y ahora tendría que soportar lo mismo en el avión. Y en el hotel.
Y el ritmo de su corazón se aceleraba peligrosamente.
En ese momento, la azafata se acercó para preguntar si querían tomar algo... aunque sólo miraba a Peter. Y se inclinaba tanto que sus pechos prácticamente saltaron del uniforme azul.
—Un whisky, gracias —contestó él, sin mirarla.
Lali estaba acostumbrada a que las mujeres se insinuasen con Peter. Que él no le prestará atención a la guapa azafata la sorprendió, pero quizá estaba preocupado por su reunión con William Dawson.
—Perdone, ¿usted quiere tomar algo? —le preguntó a Lali cuando no le quedó más remedio.
—Sí, una copa de vino blanco, gracias.
«Una grande. Quizá la botella entera». Seguramente sólo así podría dormirse.
Era un pequeño consuelo que no fuese la única en sentirse atraída por Peter. Pero seguramente sí sería la única que acabara dándose a la bebida.
Cuando la azafata volvió con su copa de vino y un whisky para Peter, él ni siquiera levantó la mirada del ordenador.
—¿Qué te pasa?
—¿Eh?
—La azafata.
—¿Qué pasa con la azafata?
—Que sólo le ha faltado sentarse en tus rodillas.
—No sé de qué estás hablando.
—¿No te has dado cuenta?
—No.
—Pues será la primera vez.
Peter la miró por encima de sus gafas, sorprendido.

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