Tuesday, November 24, 2015

capitulo 28

—No, gracias —contestó—. Bueno, la verdad es que me vendría bien un vaso de leche. Me duele un poco el estómago.
Peter salió del despacho a toda prisa.
No debería haber hecho eso, pensó Lali. Era cruel jugar con sus miedos, pero tanta atención sobre su salud empezaba a ponerla de los nervios.
Cuando volviera con el vaso de leche le pediría disculpas y le diría la verdad, que estaba bien, que no había ninguna señal de que fuera a ser madre. Pero, mientras tanto, apoyó la cabeza en el respaldo de la silla y rió hasta que todo el estrés y la angustia que había acumulado en aquellos días desapareció por completo.
—¿Tomamos una copa esta noche?
Peter negó con la cabeza, jadeando mientras levantaba las pesas.
—Treinta y nueve, cuarenta...
Gaston Dalmau, su mejor amigo, contaba por él. Se veían en el gimnasio tres veces por semana para hacer ejercicio y charlar un rato... o, más bien, para que Gaston le hablase de su última conquista.
Gaston era el propietario del club Hot Spot, una discoteca de Georgetown que siempre estaba llena de chicas guapas y siguiendo a él, se llevaba a casa una diferente cada noche. Con su sonrisa y su atractivo físico, Peter suponía que—era cierto.
—Cuarenta y seis. ¿Quieres que juguemos un partido de béisbol el domingo?
—No.
—Qué tal si voy a tu casa esta noche con un par de chicas? Cuarenta y nueve, cincuenta...
—No —contestó Peter, soltando las pesas para secarse el sudor de la frente—. Espera un momento, ¿qué has dicho?
—Ya me imaginaba yo que eso te interesaría. Pero te veo muy distraído. ¿Qué te pasa?
Suspirando, Peter se subió a la cinta para correr un rato y Gas hizo lo propio.
—Nada.
—¿Nada?
Peter no contestó de inmediato. Su relación con Lali no era asunto de nadie y no quería contarle a su amigo que estaba esperando la prueba de la rana. —
Pero no podía dejar de pensar en ello. No podía dejar de pensar en aquel ascensor, preguntándose si tendría alguna consecuencia, si estaba a punto de convertirse en padre...
Quizá hablarlo con su amigo lo ayudaría. Gas era un conquistador, pero tenía la cabeza sobre los hombros. Y si lo regañaba por aquella indiscreción con su ayudante, encontraría sus dientes en el suelo.
—Conoces a Lali, ¿verdad?

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