Monday, November 30, 2015

capitulo 20

-Estabas esperándome en mi dormitorio -dijo el entonces, mirándola con furia-. Con mi hermana pequeña en casa. ¿Es que no tienes vergüenza?
Lali se quedó sorprendida al sentir que su piel quemaba con una sensación que no era la vergüenza que debería sentir. La tensión sexual que había entre ellos podía cortarse con un cuchillo. Lali no podía contarle que había ido a la habitación a llamar por teléfono. Si se lo decía, Peter podría comprobar el número.
-Obviamente no -se oyó decir a sí misma, excitada a su pesar por aquella imagen de si misma como una mujer inmoral y manipuladora. Peter se inclinó sobre su cara, muy cerca.
-Entonces, ¿lo admites?
-No admito nada -murmuró ella, sin aliento.
Peter enredo los dedos en su pelo, sin dejar de mirarla a los ojos.
-Te juro que no ganarás nada con mi deseo, querida.
El peligro excitaba a Lali. Ser deseada, sentirse como una seductora, era algo completamente nuevo para ella. Lali se humedeció los labios con la punta de la lengua.
-Ah, vaya... no sabía que te estaban <arropando> -escucharon entonces la voz de Euguenia desde la puerta.
Peter se apartó rapidamente y salió de la habitación sin decir una palabra.
-Buenas noches, Lali -dijo Euguenia, mirándola con reprobación.
Avergonzada, Lali murmuró las buenas noches y se metió entre las sábanas. Pero no podía dormir. En veintidós años, nunca se había sentido tan viva como en los brazos de Peter.
Era una admisión patética, desde luego. Pero Lali no tenía ninguna experiencia con los hombres.
En el instituto era demasiado tímida como para interesar a los chicos. Tenía diecinueve años cuando conocio a Steve y se enamoró locamente de él. Solían comer juntos y Lali creía que se gustaban, pero había malinterpretado el interés de Steve y se sintió desolada cuando supo que era homosexual. El la veía como una amiga, nada más, y había creído que Lali sabía que su compañero de piso era <algo más> .
Al año siguiente conoció a Larry, un estudiante de ingeniería que no pudo soportar las groserías de su madre el día que decidió ir a visitarla a casa. Ese había sido el final de su relación.
Era normal que al lado de un hombre como Peter, Lali se diera cuenta de lo ingenua que era. Cuidando de su madre había tenido que madurar antes de tiempo, pero en el campo de las relaciones con los hombres seguía siendo una adolescente.
Y era lógico que no reconociera a la mujer sensual en que se convertía cuando estaba cerca de Peter. ¿Cuándo había tenido oportunidad de explorar ese lado de su naturaleza? Ella era una mujer de carne y hueso y era natural que... ¿que quisiera tumbarlo en su cama y arrancarle la ropa? Porque tenía que admitir que eso era lo que deseaba.
¿Pero era normal que cuando Peter estaba a su lado su cerebro dejara de funcionar? ¿Era natural que olvidase que estaba haciéndose pasar por su hermana y que tenía que salir de aquella situación como fuera? ¿Tan consumidora era la atracción sexual? ¿Había vivido como una monja durante demasiado tiempo y estaba, como había dicho Euguenia, “poniéndose en evidencia”?
¿Dónde estaba su cabeza?, se preguntaba Lali. ¿Qué había hecho para intentar solucionar la deuda con Nicolas? No había hecho nada, tuvo que admitir, avergonzada. Aquel día había visto a Peter en dos ocasiones y ni siquiera habia sacado el tema. Pero lo haría al día siguiente, se prometió a sí misma.

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