Monday, November 30, 2015

capitulo 15

-Nicolas empezo a trabajar para mi familia cuando tenía quince años -dijo la joven-. Incluso le hicimos una fiesta cuando se jubiló. Imagina como nos sentimos al enteramos de que estaba trabajando para un vecino porque le daba vergüenza decirle a Nicolas que necesitaba dinero.
-Y entonces Nicolas le contó a tu hermano lo que había pasado con sus ahorros -murmuró Lali.
-No. Nicolas no sabe que lo le engañaste para quedarte con su dinero. Peter tuvo que contratar un detective -explicó Euguenia. Lali dejó caer la cabeza, derrotada-. Y ya que hablamos de mi hermano, por favor deja de ponerte en evidencia -añadió. Lali levanto la cabeza, con los ojos como platos-. Por tu forma de comportarte, creí que eras la amante de mi hermano.
-¿Su... amante?
-Todas las amantes de Peter son extranjeras, como tú. Las chicas guatemaltecas no se acuestan con un hombre sin casarse con él -dijo Euguenia con aire de superioridad.
-¿Por qué iba a ser su amante? -pregunto Lali, harta de tanta crítica.
-Porque no dejabas de murmurar que tenía unos ojos preciosos y le pedias que lo besara... ¡por favor, qué corte! -dijo Euguenia. Lali tuvo que apartar la mirada. Sus ojos se habían llenado de lágrimas y no sabía por que-. La verdad es que a mí no me pareces una buscavidas.
Lali se mordió los labios.
-Es que he estado enferma...
-Déjate de rollos. Estás loca por mi hermano -replicó la joven-. Y estás metida en un buen lío, Lali.
-Después de eso, Euguenia salió de la habitación. Respirando profundamente, Lali tomó la revista. Se sentía terriblemente humillada. Evidentemente, mientras tenía fiebre había estado sufriendo alucinaciones.
En la portada de la revista había una fotografía de Peter saliendo de un descapotable con una rubia preciosa. Era una revista americana dedicada a la vida de los ricos y famosos. La vida de los muy ricos, en realidad.
Peter era el propietario de un montón de mansiones por todo el mundo. Había fotografías de varias casas rodeadas de altos muros y puertas de seguridad. Con el corazón acelerado, Lali empezó a leer el artículo. Peter era descrito como “un hacendado multimillonario” y un “playboy reformado” que pasaba la mayoría de su tiempo dedicado a sus negocios. Tenía treinta años, era soltero y cambiaba de mujer como de camisa.
Lali cerró la revista, asustada. Marianela se había buscado un enemigo muy peligroso.
-¿Lali...? -sin abrir los ojos, Lali sabía que quien hablaba era Peter porque nadie había conseguido nunca hacer que su nombre sonara tan excitante. Aquel acento tan singular, tan masculino, había poblado sus suenos durante varios días-. Despierta, Lali. Lali miró al hombre que estaba al pie de su cama. Estaba anocheciendo, pero incluso sin luz sus fabulosos ojos verdes brillaban como joyas. Que Peter fuera espectacularmente guapo no debería seguir siendo una sorpresa, pero lo era.
Con un suspiro, Lali se estiró, intentando no mirarlo. Pero entonces se dio cuenta de que la curva de sus pechos se marcaba claramente bajo el camisón de seda y tiró de la sábana para cubrirse.
Peter seguía mirándola con un gesto cínico.
-Obviamente, te encuentras mucho mejor dijo, tuteándola.
-¿Te importaría decirme dónde estoy? preguntó ella, tuteándolo a su vez.
-En mi casa. Llevas tres días enferma.

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