Tuesday, December 29, 2015

capititulo 20

- Parece que no te das cuenta de la magnitud de tu ofensa. - ¿Has estado bebiendo? –preguntó Lali débilmente, pensando que tal vez fuera el motivo de su reacción melodramática. - ¿Qué tiene que ver eso? ¡Te he oído hablar por teléfono con tu amante! ¡Y no podía creerlo! - ¡Oh! – debía haberlo imaginado. Pero él era tan retorcido, que no había demostrado nada en su momento. - Tengo las facturas del teléfono y también el número al que has llamado desde aquí, y es el mismo número. - Te lo habría dicho si me lo hubieses preguntado – Lali sentía una extraña sensación desagradable que no podía identificar. - ¿Qué me hubieras hablado de él? ¿No tienes vergüenza? - ¿Por qué tengo que avergonzarme? – pero curiosamente la actitud de Peter la hacía sentirse culpable, y eso la irritaba terriblemente. - Tú eres... mi esposa – dijo con violencia. Instintivamente, Lali se puso en el extremo opuesto de la cama. La rabia iba transformándose en miedo. Hubiese querido gritarle que ella era una extraña para él cuando le había dicho que era su esposa, pero no se atrevió viendo el estado de ánimo de Peter. Hubiese sido echar leña al fuego. - Tal vez mañana cuando estés más razonable – le dijo ella. - ¿Por qué lo crees? – preguntó Peter acercándose a ella reptando por la cama. Lali intentó alejarse, pero él le sujetó el brazo. - ¿Qué estás haciendo? – preguntó ella, desconcertada y temerosa. Él dijo algo en griego y la sujetó con el otro brazo. Lali estaba aterrada. - ¿Cuántas veces has estado con él? - No sé. No... las... he contado. - ¡Dios! ¡Lo mataré! Puede que esté vivo aún, pero lo mataré. - ¡No digas cosas como ésa! - ¿Y tu qué? ¿Qué hago contigo? - ¿Conmigo? – Lali estaba horrorizada. - ¿Dónde lo has conocido? - ¡No voy a decirte nada de él! – dijo ella acordándose de sus amenazas. - Benjamin Amadeo. Tiene veintiocho años. Es vendedor a tiempo parcial, y medio artista. Es hijo único, rubio, ojos azules, alto y ambicioso. No necesito que me cuentes nada de eso. Lali estaba aturdida. - ¿Por qué te comportas de este modo? Yo no soy realmente tu esposa... - ¿No? Llevas mi nombre. Usas mi anillo. Vives en mi casa. Te alimento, te visto, te mantengo... - ¡Y yo te odio! – dijo dolorida Lali. - Si eso es cierto, vas a odiarme aún más en lo que te queda de vida a mi lado – dijo él severamente. - ¡Déjame marchar! – murmuró Lali temblando. - No lo volverás a ver – juró él clavándole la mirada llena de odio -. Pero jamás te perdonaré esto – dijo finalmente, soltándola.

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