Tuesday, December 22, 2015

capitulo 74

Lali no sabía qué hacer. Justamente ahora que su vida comenzaba a mejorar, estallaba esa bomba: su supuesto fraude. Pero, si Peter, ni por un segundo, creía en su inocencia, ¿cómo lo haría la policía? Pero, ¿quién la acusó? ¿Y por qué? Lali estaba tan cansada que, al entrar en el coche, recostó la cabeza y cerró sus ojos. — No voy a dejar que pases por todo esto —dijo Peter, sosteniéndole la mano. — ¿Y qué vas...? — No podemos vivir con una espada sobre la cabeza. Prefiero encarar el peligro de frente que quedarme con esa expectativa terrible. Diré a las autoridades que yo planeé el fraude y que tú actuaste bajo mis instrucciones. — ¡Nadie va... a creer eso! — ¿Por qué no? Ser rico no quiere decir que no se sea ambicioso. Y, una empleada enamorada de su patrón, haría lo que él le mandase. Más aún, tú declararías que no sabías que estabas haciendo algo equivocado. No puedes, por lo tanto, ser forzada a deponer en mi contra. — No es justo que asumas la culpa de algo que no hiciste —Lali protestó enérgicamente. Ella sintió un nudo en la garganta. Peter no era del tipo de hacer sacrificios; jamás sería el mártir de causas ajenas. Y, la mayor ironía de todo, era que él nunca cometería un crimen de aquella naturaleza. Lali quedó conmovida por el modo como su marido quería actuar en su favor. Y eso sin creer que ella era inocente. — Alegra puede vivir sin mí durante algún tiempo, pero no sin su madre —agregó. — En ese medio tiempo... hasta el juicio, puedes quedar embarazada... — ¿Embarazada? — Lali repitió, incrédula. — Pero, embarazada ó no, no permitiré que hagas eso. — Eres mi mujer y... — ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? — ¡Todo! —Peter la encaró con mirada enamorada. ¿Sería aquello amor?, Lali se preguntaba. ¿Ó quería protegerla por causa de Alegra? — No, definitivamente no puede hacer eso —Lali insistió. — Bella... bella mia, reflexiona un poco. —con el pulgar Peter contorneó sus labios. Sin prevenirla, dijo algo al chofer. — ¿Qué estás tramando ahora? —ella preguntó. — Nos llevará más de una hora llegar a mi casa... Entonces... Minutos después estacionaban en la puerta de un lujoso y conocido hotel. Diez minutos más tarde entraban en un cuarto ricamente amueblado. — ¡Pero esto es una locura! —Lali protestó. — ¡Todo lo que hago contigo es una locura! —susurró, abrazándola.

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